Riesgos y
razón en la compra venta de Bitcoins.
Prof. Dr. Carlos E. Daly
Gimón
La condición de inversionista en la economía
capitalista trae implícito el factor riesgo, es decir de la contingencia. Si un
operador de fondos financieros aspira ante todo a la seguridad en sus
colocaciones más le conviene que acuda al sistema bancario, y revise, claro, la
solvencia del banco que ha seleccionado. Las instituciones públicas
especializadas también se ocupan de ello. De su control y supervisión, lo cual
no quiere decir que sean inmunes, en lo absoluto. Sino recordemos la enorme
crisis financiera del 2008 que despunta con el derrumbe de Lehman Brothers y
otros importantes bancos en los Estados Unidos. Igual ocurrió en la Unión
Europea y en otras regiones del mundo. Las normas y prácticas institucionales
no son una garantía absoluta de la estabilidad económica.
No obstante, una vieja regla de los mercados
asegura que quién más arriesga más aspira en términos de rendimiento. Ello
sigue siendo una práctica reiterada en las finanzas de la economía globalizada.
Y las transacciones bursátiles son un fiel reflejo de esa conocida pauta. Si se
tiene una buena vinculación con el riesgo y se aspira por tanto a rendimientos
más cuantiosos, entonces los mercados de valores son la mejor opción para los
inversionistas de fecha reciente.
En esos escenarios, los negocios financieros se llevan a cabo en Acciones, Bonos, Divisas,
Derivados, Commodities, Operaciones sobre Opciones y otros instrumentos de
inversión. Y más allá de las colocaciones en el campo de las finanzas privadas,
está la participación en las actividades productivas de la economía real, entre
las que destacan la compra venta de inmuebles, las innovaciones tecnológicas
bajo el esquema de las startups o los proyectos en desarrollos productivos,
incluyendo desde luego a las joint-ventures.
En cambio, las inversiones en monedas
virtuales son una cosa muy distinta[1].
Ante todo son un fenómeno relativamente
reciente. Podemos afirmar que el Bitcoin es una moneda digital asociada al
desarrollo tecnológico propio del siglo XXI. Sin el auge del Internet ello
hubiere sido impensable e inviable. El enorme crecimiento y diversificación de
las comunicaciones en la Red, es lo que ha permitido el nacimiento y auge del
dinero electrónico.
En tanto que moneda virtual, el Bitcoin es
también un activo que se ha posicionado como medio de pago.
Ya se puede pagar con Bitcoins bienes y
servicios, se pueden adquirir en casas de cambios y mercados autorizados para
ello.
Hoy en día se le considera un activo
financiero de particular interés para un determinado tipo de inversionista.
Puede afirmarse que es un valioso y atractivo medio de ahorro más que todo en
países donde la tasa de interés es apenas superior al 2% anual en colocaciones
a plazo, e incluso menos. Desde hace algo más de una década, las cryptomonedas
se han convertido en una alternativa relevante frente a los medios tradicionales
de inversión.
Desde el punto de vista técnico, el Bitcoin es
una Criptomoneda. Es decir, está ubicado en el grupo de monedas autoreguladas.
Ello se traduce en que no tiene respaldo ni de los Estados/Nación ni de los
Bancos Centrales ni de ninguna entidad empresarial en particular. En su lugar
existe el registro de BLOCKHAIN[2].
A este último se le considera un mecanismo de códigos cifrados que permite
llevar un orden específico en las emisiones de Bitcoins.
Pero para comprender el Bitcoin a cabalidad es
necesario tener presente que la creación de esa Criptomoneda se da mediante la
minería.
Término que tiene una carga de misterio pues,
groso modo, el sentido usual de ese vocablo tiene que ver con la exploración y explotación
en las minas, es decir, la perforación terrestre en busca de minerales. En
materia de monedas digitales, la minería tiene que ver con el trabajo
descentralizado que llevan a cabo un número significativo de personas alrededor
del mundo, quienes mediante un software especializado resuelven problemas matemáticos
–cálculos aleatorios- y como retribución reciben Bitcoins. En términos de
emisión, los Bitcoins se crean a una velocidad predecible y decreciente, lo que implica que el máximo
de Bitcoins que se puede obtener con la minería total es de 21 millones de
Bitcoins hasta llegar al año 2140. Vale precisar que los mineros contribuyen de
esta manera a la validación del sistema contable que representa el Blockchain,
el gran asiento de todas las transacciones en la red. Estos criterios
restrictivos hacen que la oferta del Bitcoins sea limitada y contribuya, por
tanto, a elevar el precio de la criptomoneda en el mercado.
Si lo vemos históricamente, el Bitcoin apenas
despunta entre sus usuarios a partir del 2010, pero su presencia resultó
verdaderamente llamativa en los circuitos monetarios y comerciales con el
“corralito de Chipre” de 2013, el cierre de oficinas comerciales de bancos y
entidades financieras, y las consecuentes dificultades para los retiros y
operaciones bancarias que se dio en
aquel momento; lo cual llevó al Bitcoin a
convertirse en una especie de "valor
refugio" para un número significativo de clientes y asociados.
Posteriormente ocurre un hecho de mayor impacto sobre el dinero digital con la quiebra de la
casa de cambio Mt. Gox en 2014[3],
cuando se verifica por vez primera la vulnerabilidad de una moneda muy estable
y supuestamente blindada con el dispositivo del Blockchain y la minería.
En aquel momento, el valor de un Bitcoin se
ubicaba alrededor de los 1.000 dólares americanos.
Sobrevienen entonces tres años de relativa
estabilidad, y en 2017 se inicia una escalada realmente excepcional cuando el
Bitcoin supera por vez primera la
barrera de los 2.000 $ en el mes de mayo. En agosto ya se sitúa por encima de
los 4.000$, y en diciembre de ese mismo año remonta hasta los 20.000$ [4].
Queda así evidenciado un rasgo que sigue
estando presente en el comportamiento del Bitcoin y que es su volatilidad. Se
trata de una burbuja varias veces anunciada aunque nadie sabía a ciencia cierta
cuando ocurriría, ni tampoco cuál sería su duración. Queda de esta manera
evidenciado un componente específico y
complicado de las criptomonedas, sus oscilaciones impredecibles y
sujetas por tanto a un comportamiento especulativo.
2018 ha sido realmente negativo para el
Bitcoin. Su cotización ha fluctuado entre octubre y lo que va de noviembre
alrededor de los 6.000 $, a pesar de que en la primera parte del año anduvo
rondando los 10.000 $. Si se le compara con diciembre de 2017 podemos apreciar
una caída muy brusca y continua.
Ha sido un año de pérdidas y de despiste en el
mundo de los inversionistas y, también, de los especuladores con el Bitcoin.
En
términos funcionales, la compra del Bitcoin se puede realizar accediendo a
varias páginas Web, entre las que se puede mencionar.
- Coinbase*: ofrece una comisión del 3,5%, pero es uno de los sitios más populares.
- Kraken*: la comisión es mucho menor, entre el 0,16 y 0,26%.
- LocalBitcoins*: está pensada en la compra de persona a persona (P2P)[5].
Para
adquirir la criptomoneda se requiere cumplir con una serie de pasos muy
sencillos:
1. Abrir una cuenta en alguno de los proveedores arriba mencionados.
2. Depositar dinero en la cuenta recién abierta, mediante transferencia bancaria, tarjeta de crédito o PayPal.
3. Comprar la divisa elegida (en nuestro análisis el Bitcoins, pero en la actualidad son cada vez más numerosas las criptomonedas. Vale mencionar que las más atractivas para los ahorristas e inversionistas han sido: Ethereum, Ripple, Dash, Litecoin, Dogecoin, Monero, Factom, Bitshares, Peercoin, Namecoin y otras).
4. Vender las divisas cuando se desee.
5. Abonar el saldo a una cuenta privada.
1. Abrir una cuenta en alguno de los proveedores arriba mencionados.
2. Depositar dinero en la cuenta recién abierta, mediante transferencia bancaria, tarjeta de crédito o PayPal.
3. Comprar la divisa elegida (en nuestro análisis el Bitcoins, pero en la actualidad son cada vez más numerosas las criptomonedas. Vale mencionar que las más atractivas para los ahorristas e inversionistas han sido: Ethereum, Ripple, Dash, Litecoin, Dogecoin, Monero, Factom, Bitshares, Peercoin, Namecoin y otras).
4. Vender las divisas cuando se desee.
5. Abonar el saldo a una cuenta privada.
Tal como hemos anotado en líneas anteriores, el
dinero digital es diferente no solamente en su emisión, sino en su uso y en lo que tiene que ver con
su comportamiento.
Nos
referimos a que no existe una autoridad institucional que tenga el control del
Bitcoin. Ello implica que desde el punto de vista de la seguridad puede eventualmente ocurrir el robo del
código de cualquier usuario, e incluso, que las casas de cambio puedan ser
objeto de ataques informáticos [6]. En
este aspecto vale advertir al lector interesado del emblemático caso del
troyano CryptoShuffler, concebido para introducir modificaciones en las carteras de criptomonedas
de los usuarios[7]. De acuerdo a Kapesky.lab Daily, los montos
sustraídos mediante este troyano ha superado los cientos de miles de dólares
mediante el acceso a un monedero de la criptomoneda que se efectúa de esta
manera:”
Cuando CryptoShuffler detecta la dirección de un monedero de criptomoneda en el
portapapeles (es muy fácil hacerlo por la longitud de la línea y los caracteres
específicos), la reemplaza por otra. Como resultado, la transferencia de
criptomonedas se realiza, solo que el destinatario son los hackers
responsables de CryptoShuffler. Una vez estudiado el troyano,
Kaspersky. Lab Daily descubrió que el malware no solo tiene como
objetivo a Bitcoin, sino también a Ethereum, Zcash, Monero, Dash, Dogecoin y
otras criptomonedas. Sustituir los monederos Bitcoin es la actividad más
lucrativa del troyano (durante la publicación de este artículo, los atacantes
ya se han hecho con algo más de 23 BTC, unos 140.000 dólares según el cambio)” [8].
Otro aspecto de particular importancia es que los
Bitcoins así como las demás criptomonedas
se inscriben en la corriente del dinero virtual de uso cada vez más generalizado en los mercados
monetarios, como es el dinero plástico y las operaciones propias de las redes
bancarias.
Tal como ha sido resaltado en párrafos precedentes,
el Bitcoin puede ser usado para pagos “on line”. Existe en la Red, Bitcoin Tree, que es un sitio Web que
ofrece sistemas colaborativos, Bitcoinisimo
que es una especie de "Amazon" de los Bitcoins con envío a
todas partes del mundo, y L3Server, que ofrece servidores virtuales privados
(VPN).
El sitio Web Coinmap, https://coinmap.org/, tienen registrados cerca de 10.805 negocios en los
que se puede comprar con Bitcoins en diferentes países. En América Latina
también se negocia en Bitcoin. En Ciudad de México hay más de 30, en Bogotá
otros 40, Santiago de Chile tiene 15 y Buenos
Aires más de 150 [9].
El tipo de empresa que negocia con Bitcoins es: ópticas, cafeterías,
restaurantes, centros comerciales y otras.
Para los usuarios de las criptomonedas existe la
billetera virtual. Esta consiste en un
acceso con una clave única que te permite conocer los Bitcoins que compraste.
Para fines de acceso y utilización, la billetera
puede estar disponible en la computadora personal del usuario, o en los
servicios online que facilitan la compra-venta con Bitcoins.
Cada persona puede ser titular de más de una
cartera, la cual va asociada a una cuenta bancaria determinada cuyas
operaciones se llevan a cabo a través de una casa de cambio de Bitcoins.
Entre los Monederos o
carteras más conocidos están Mycelium o Blockchain.info.
Descargarse cualquiera de estas aplicaciones permite acceder directamente al
Bitcoin, es decir, representa una vía directa hacia esa criptomoneda. Otra
manera es abrir una cuenta directamente en las casas de cambio especializadas.
Coinbase es una de ellas.
El Bitcoin se puede transar por los cajeros
automáticos en numerosos países, particularmente aquellos que usan tecnología
Halcash, para enviar dinero en efectivo a través del teléfono celular.
Finalmente, dada las especificidades de las
criptomonedas, ya está claro que se trata de un mercado sumamente concentrado,
pues de acuerdo a Blomberg [10],
cerca de 1.000 personas controlan más del 40% del mercado. Ello implica que los
tenedores pueden, eventualmente, tomar la decisión de salir de sus posiciones y
provocar con ese tipo de decisiones el derrumbe de los precios.
Esas y otras circunstancias son factibles en razón
de la desregulación que caracteriza este mercado, y que de paso lo hace
sumamente vulnerable a la manipulación y al fraude. Ya se sabe que, además, participan
en este tipo de operaciones gobiernos que toman posiciones con intención de
sacarle provecho a su disponibilidad monetaria, y, consecuentemente, a las
fuertes fluctuaciones del Bitcoin.
Concurren en las transacciones de monedas digitales
pequeños y medianos ahorristas junto a inversionistas de alta capacidad, todos
ellos entusiastas de la ola especulativa e inestable que caracteriza a las
criptomonedas.
Hay, desde luego, emprendedores que intervienen en
ese mercado para analizar la capacidad de transformación que trae la tecnología
del Blockchain, su aplicación a otros
ámbitos de la economía digital, y así definir innovaciones en materia de las
prácticas bancarias tradicionales.
Estamos, sin lugar a dudas, en medio de una fiebre
del Bitcoin y del Blockchain en una economía global cada vez más digitalizada.
El oro digital está a la vuelta de la esquina y atrae a un público tan numeroso
como incauto, como si se tratara de un juego de azar; arriesgado, fortuito e
inseguro.
[1]
Las fuentes bibliográficas
son variadas y numerosas. Referimos tres libros actualizados que nos parece
pueden dar luces al lector interesado. Marquez Solis, Santiago. “Bitcoin. Guía
completa sobre la moneda del futuro”. Ediciones
Ra-Ma.2016. Gonzalez Otero, Juan Manuel. “Bitcoin. La moneda del
futuro”. Ediciones Unión Editorial.S.A. 2017. Janson, Felix. “Criptomonedas. La
guía fundamental para el comercio, la inversión y la minería de Bicoins”. Ediciones
Felix Janson Technical Books. 2016.
[3]
El diario.es registró en febrero de ese año ese
acontecimiento de esta manera:” Mt. Gox, la que fuera la mayor casa de
cambio de Bitcoins, entró
en bancarrota el viernes en Japón. Podrían haber perdido alrededor
de 500 millones de dólares a causa de una vulnerabilidad en su sistema, según
explicó su CEO, Mark Karpeles. El colapso viene después de varias semanas de
subidas y bajadas en la cotización de la criptomoneda. Karpeles pidió disculpas,
dijo que Bitcoin seguirá creciendo y que la industria del bitcoin se encuentra
en buena forma. Según Mt. Gox, la casa de cambio había perdido 750.000 bitcoins
pertenecientes a sus usuarios y 100.000 propios. En la cotización del bitcoin
al momento de escribir este artículo, 414 euros, esto sería equivalente a
351.900.000 euros en total”. Tomado de https://www.eldiario.es/turing/ Consultado el 06/11/2018.
[4] Veáse. Collado, Javier.” Diez años del Bitcoin, una burbuja a medio pinchar con un futuro incierto”.Tomado de https://www.eleconomista.es Consultado el 05/1172018.
[5] Información
tomada de “¿Cómo y dónde comprar bitcoins?: guía básica
para invertir en el "oro digital" y cuáles son los riesgos”. https://www.bbc.com/mundo del 30/11/ 2017. Consultada el 02/11/2018.
[6] Como es bien sabido, el tema de
la ciberseguridad ha venido tomando una importancia creciente en el ámbito
público y privado, nacional e internacional.
En un trabajo nuestro que lleva por título “Ciberseguridad, ciberriesgos y ciberdelitos”, publicado el 17 de
septiembre de 2018, exponemos una serie
de criterios y consideraciones al respecto. Veáse el BLOGDECARLOSDALY.BLOGSPOT.COM.
[8]
“CryptoShuffler: un troyano roba 140.000 dólares en Bitcoins”. 2 Nov 2017.
Consultado en 05/11/2018.
[9]
Tomado del artículo de la BBC Mundo ya referido: “¿Cómo
y dónde comprar bitcoins?: guía básica para invertir en el "oro
digital" y cuáles son los riesgos”.
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