Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
La inteligencia artificial (IA), los robots y otras
innovaciones tecnológicas[1],
en el marco de la Cuarta Revolución Industrial, están transformando la dinámica
productiva de la industria automotriz en el mundo entero. Vehículos Eléctricos,
Automóviles Autónomos, Coches Voladores, Carros conectados a cualquier hora, Autos
para Discapacitados o Furgonetas de Gestión Automatizada son adelantos que
impactan y muestran el proceso de cambios que ocurren desde hace cierto tiempo
en las fábricas de vehículos más influyentes de ese sector. Son innovaciones
que caracterizan las estrategias de las Empresas Multinacionales, y que pueden
resumirse en Automatización, Conectividad, Economía Compartida y Competitividad
para alcanzar una mayor eficiencia y productividad.
Resultan tan representativos y variados los factores
que sustentan las transformaciones de la
actividad automotriz del siglo XXI, que los logros de Henry Ford parecen un
verdadero anacronismo.
Ya han pasado 101 años desde que este pionero de la
producción en cadena logró reducir el tiempo de montaje de doce horas a
aproximadamente 90 minutos, lo que se tradujo no solamente en la disminución
significativa de los costos de producción y el aumento de la ventas, sino que también
hizo accesible los vehículos de motor a sectores importantes de la sociedad. Un
cambio profundo y renovador.
Ahora, estamos en presencia de una sustitución
masiva de la capacidad física y mental del hombre por máquinas como nunca antes
habíamos visto.
Pero la cosa va todavía más allá.
Estas máquinas, más que todo los robots, no
solamente desarrollan capacidades físicas y mecánicas a las que los seres
humanos les resulta difícil acceder, sino que la IA los coloca en el camino de
desarrollar habilidades hasta ahora inconcebibles.
La robótica, para así decirlo, es el gran
instrumento de la producción y de la eficiencia creciente en la economía
tecnificada; ya no hay prácticamente ninguna actividad vedada a su influencia y
determinación[2].
Mientras los robots avanzan a pasos agigantados,
los humanos tienen que reubicarse, y muy probablemente, tengan que reinterpretarse
en cuanto a sus competencias laborales en la producción automotriz.
Este dato es suficientemente revelador: 33% de las
adquisiciones de robots a nivel mundial correspondieron al sector automotriz en
2017, con un incremento de 22% con respecto a 2016 [3].
En esa misma perspectiva, los procesos de automatización
en la industria automotriz alemana aplican desde hace apenas dos años, los
robots colaborativos. Orientados a apoyar la lucha contra el marcado
envejecimiento de la mano de obra en el país teutón, esos robots ayudarán a
aumentar la productividad de los empleados y resistir la creciente
competencia de los rivales asiáticos. Eso significa que las líneas de montaje
en Alemania pronto tendrán un nuevo tipo de trabajador: COBOTS (Robots auxiliares
para fabricar automóviles).
Ello se corresponde con las pautas que caracterizan
a una verdadera industria de avanzada, cuya existencia está cada vez subordinada
a los avances que el factor tecnología le imprime a su modo de funcionamiento.
Los automóviles eléctricos y los coches autónomos son casos que bien vale la pena
revisar para ilustrar estas aseveraciones.
1. Los propósitos que nos aproximan
a los coches eléctricos.
La
fabricación a escala de vehículos eléctricos es una realidad evidente de estos días, aunque
analistas e investigadores vaticinaban que sería en la tercera década del siglo
XXI cuando las ciudades y vías de comunicación se llenarían, por todas partes,
de ese nuevo objeto tecnológico de la industria moderna.
Probablemente el Dieselgate Gate tenga algo que ver
en ese adelanto en los planes corporativos de las grandes empresas.
Martin Winterkorn, líder principal de Volkswagen lo
terminó reconociendo en 2015: la empresa usó un software para engañar a las autoridades
medioambientales, y también para alcanzar resultados sorprendentes en las
utilidades de la compañía, llegando a desplazar a Toyota como primer vendedor
de autos del mundo. Más de 11 millones de automóviles estuvieron involucrados
en el mayor escándalo de la industria automotriz a nivel mundial.
Estimaciones conservadoras sobre las revisiones,
varios procesos judiciales y las multas aplicadas, permiten valorar en 27.000
millones de euros lo que el Diselgate le ha costado al Grupo Volkswagen.
Además, y a raíz de ello, Londres, Roma, París, Madrid,
Ciudad de México, Seúl y Pekín, entre otras grandes metrópolis, han declarado
que apuestan por impulsar al automóvil eléctrico.
Son palpables, en esas decisiones, los beneficios
sobre la conservación del medio ambiente por la reducción del consumo de
combustibles, y por ende de la contaminación.
A lo que debe agregárse que los autos eléctricos son compactos, eficientes,
y, consecuentemente, más ahorrativos; sostienen sus defensores.
Pero, ciertamente, no todo es color de rosa.
Hay una serie de problemas que resolver, y, a no
dudarlo, habrán otros que irán surgiendo
con el paso del tiempo.
Ante todo, existen serias limitaciones en las
baterías eléctricas para las largas distancias, pues sus rendimientos son
bastante inferiores a los que pueden
lograrse con el tanque de gasolina en los vehículos a combustión[4].
Otro impedimento es la disponibilidad de Redes para cargar las baterías. Se
considera conveniente fortalecer la potencia de los motores, o, incluso
propender hacia la baja en el precio de las baterías. Esas y otras metas que no
han sido mencionadas, tienen que ser atendidas en el corto plazo, pues ello
facilitará la penetración y mejoramiento del vehículo eléctrico.
Sirva de ejemplo el Toyota Mirai, caso especial en
el campo de los carros eléctricos: no es necesario enchufarlo a una toma de
electricidad pues produce su propia corriente utilizando Hydrógeno, y por tanto
solo expulsa agua a vapor. El Mirai se llevó a la venta a partir de 2014 pero
tuvo ciertos obstáculos que llevaron a retirarlo del mercado. Un precio demasiado
alto comparado con la competencia, alrededor de los 77.000 $, así como serias
dificultades para acceder a las estaciones distribuidoras de Hydrógeno,
llevaron a suspender su introducción en
los mercados.
Si se examina la dinámica comercial de los
proyectos de autos a energía eléctrica, queda claro que allí también tienen que
darse cambios de envergadura.
Se requieren inversiones cuantiosas en las cadenas
de producción, así como en todo lo relativo a su tratamiento técnico. A lo que
tienen que agregarse los planes de entrenamiento profesional de los
trabajadores, enfrentar las diferentes regulaciones que siempre crean problemas,
y, resolver la complicada tarea de disponer de una cartera de proveedores
confiables y competentes.
Hoy en día, apenas el 1% del parque mundial de
vehículos son eléctricos, con 3.109.050 millones de unidades contabilizadas, la
gran mayoría de ellos son eléctricos puros. En los años que vienen esos números
se elevarán significativamente, y se estima que en una década podrán alcanzar
más del 40% del total de vehículos en circulación, incluyendo los llamados
híbridos, según reporta Cepsa Energy Outlook [5].
En el plano de la producción por países, China representa
el 40% de estos autos en el mundo
entero, incluidos los autobuses de pasajeros, de acuerdo a los datos de la
Agencia Internacional de la Energía (AIE). En los primeros nueve meses de
2018 se vendieron en China 721.500 vehículos eléctricos, un 81% más que el
mismo periodo del año anterior. En 2015, la cifra era de 331.000, de acuerdo a
informaciones de la Asociación China del Automóvil. En números absolutos, China
se sitúa por ventas en el primer lugar mundial, pero en términos relativos esta
cifra supone apenas un 3% del total de vehículos vendidos en el país.
En los Estados Unidos existe una clara disposición
en los mercados a consumir el modelo electrificado, y de acuerdo a la Asociación Automovilista de Estados Unidos
(AAA, en sus siglas en inglés)[6],
en 2017 existían unas 565.000 unidades en ese
país; ubicándose solamente detrás de China.
En 2017 se observó un aumento de 45% con respecto a
2016, con 135.369 autos eléctricos sobre un total de 15 millones de vehículos
vendidos, según datos de la Asociación de Fabricantes Europeos (ACEA)[7].
Y en 2018 ya se habían matriculado 180.000
eléctricos e híbridos enchufables, de acuerdo con las cifras de Jato Dynamics.
Quizás sea Noruega el país europeo más comprometido
con los autos con base en la electricidad, con 33.025 unidades, y un 39,2% del
mercado.
El país nórdico tiene estrategias muy firmes en ese
sentido.
En un artículo del periodista Chris Gibson, de la
BBC (2016), se resumen los incentivos gubernamentales que revelan el alto grado
de compromiso que se tiene Noruega con este tipo de vehículo:
- Cero impuestos de compra.
- Muy bajas tasas de rodamiento.
- Cero peajes.
- Transporte gratis en ferrys.
- Parqueo gratuito en estacionamientos municipales.
- Permiso para circular en los carriles de buses.
Estos y otros factores hacen de Noruega el líder
mundial en autos eléctricos per cápita, y acaba de convertirse en el cuarto de
todo el planeta en tener más de 100.000 coches de este tipo en sus calles.
Y si se considera la población de los otros países
de la lista -EE.UU. con 320 millones, Japón con 130 millones y China con 1.350
millones- ese es, sin duda, un gran logro, pues Noruega sólo tiene 5 millones
de habitantes.
Más aún, voceros del partido político Arbeiderpartiet han públicamente planteado
que, en 2025, aspiran a que ya esté
prohibida la venta de vehículos nuevos a gasolina y diésel.
A título informativo, los modelos eléctricos más
vendidos, son: Renault Zoe; Nissan Leaf ; BMW i3 ;Tesla Model S y Tesla Model
X.
Como ha quedado suficientemente evidenciado, los
autos eléctricos avanzan, desplazan a los vehículos tradicionales, y se posicionan
en la delantera de esta industria de punta y de gran impacto en los principales
parámetros de consumo y tecnología.
A su lado están los coches sin conductor. Veamos.
2. Los controvertidos vehículos
autónomos.
A primera vista, la sola posibilidad de un auto – o autobús, camión o furgoneta- sin chofer resulta sorprendente.
No sólo
por las contingencias que ello acarrea, sino también porque plantea la curiosa
posibilidad de que los autos se conviertan en un lugar de ocio o de trabajo, o
ambos si fuere el caso, lo que llevará a que los pasajeros vayan “completamente
relajados” y 100% conectados.
Otras de
sus cualidades es que se estacionan sólos, aparte de que pueden identificar la
presencia de peatones en los alrededores, su velocidad de desplazamiento es,
hasta ahora comedida, con un promedio de 60 kilómetros por hora;
aproximadamente.
A ello se agregan ventajas como que se conectan con
otros autos, y la autonomía será cada vez mayor en la medida en que se amplíen
aplicaciones provenientes de la IA, y hasta de la Red 5G, que ya se anuncia por
doquier.
Esta corta enumeración podría fácilmente ampliarse,
las innovaciones en materia automotriz están a la orden del día.
De manera muy resumida, las novedades que pronto se
presentarán en los coches son:
Los Mapas, en primer
lugar. “La
tecnología Mobileye Road Experience Management” (REM) se aplicará a los coches
autónomos para generar datos que sirvan para elaborar y actualizar rápidamente
mapas en alta definición, gracias a una cámara colocada en la parte delantera
del vehículo que enviará datos a la Nube.
En segundo lugar, los Asistentes de Voz. Este es otro
de los dispositivos que deslumbra en los coches autónomos y que hará que
grandes empresas como Apple, Microsoft o incluso Amazon.com, se involucren en
este tipo de automóvil.
Y si eso no
le resulta asombroso, ya está en desarrollo la “Brain-to-Vehicle” (B2V), que
viene a ser un sistema que permitirá a los vehículos interpretar las señales
del cerebro del conductor, redefiniendo cómo las personas interactúan con sus
automóviles. Ello permitirá, adoptar medidas como girar el volante o disminuir
la velocidad en 0,2 o 2,5 segundos; más rápido que el propio chofer.
No obstante, con los desarrollos digitales llegan
las eventualidades que crean incertidumbres e interrogantes sobre esta
tecnología.
Como ocurre con muchos otros dispositivos
conectados, la Ciberseguridad asecha a los vehículos autónomos. El robo de
datos involucra a los sistemas informáticos en general, y aunque todavía poco
se conoce al respecto, no es de extrañar que pronto veamos automóviles autónomos
alterados o desordenados por obra y gracia de programas maliciosos, o bien, secuestrados
por Hackers.
Tenemos, asimismo, otros aspectos en los que los vehículos autónomos generan mucha polémica.
Jerry Walters, planificador
estadounidense en materia de transporte, aseguró recientemente que estos
vehículos “provocan congestión, consumen energía, exacerban la expansión urbana
y emiten más carbono por kilómetro y por pasajero[8]. En esa misma línea de
análisis, Peter Calthorpe, urbanista de renombre en California, argumenta que
los problemas del transporte en las ciudades no se resolverán con los vehículos
autónomos, al contrario, es posible que “provoquen más congestión vehicular
y expansión suburbana”[9].
Ello significa que la verdadera prueba
para estos autos está en llevarlos a la circulación porque, efectivamente, a
una máquina le resulta sumamente difícil reaccionar ante determinadas
situaciones de calle.
De allí que se hayan verificado eventos
en vías y carreteras que acrecientan las dudas.
Elaine
Herzberg, de 49 años, murió arrollada por un vehículo autónomo de pruebas de
Uber en el Estado de Arizona. En marzo de 2018, el conductor de un Tesla Model
X murió en un accidente en California; el vehículo llevaba el piloto automático
conectado. Es el segundo accidente mortal de un autónomo. Ha habido igualmente
accidentes de este tipo de coche sin fallecidos, pero con autos incendiados. Las
investigaciones no han arrojado pruebas concluyentes por parte de las
autoridades, y aún continúan.
No
obstante, los vehículos eléctricos siguen adelante, los autónomos también;
porque en fin de cuentas hacia el vehículo eléctrico autónomo vamos. Por allí
vienen con cada vez más IA, con más ingeniería, computadoras, gadgets, y nuevos
recursos electrónicos.
En vista de todo ello, no queda más que acompañar a
Justin Rowlatt cuando sostiene que: “un número cada vez mayor de analistas
tecnológicos pronostican que en menos de 20 años todos habremos dejado de tener
automóviles y, lo que es más, el motor de combustión interna se habrá enviado
al basurero de la historia” [10].
[1]
Apps para controlar los
automóviles, Ayudas Automáticas para conducir, Sistemas Anticolisiones, Cámaras
de Visión 360º, Indicadores Digitales, Carga Inalámbrica, Estructuras de Red de
Fibras, Car Sharing son algunas entre las muchas innovaciones que caracterizan
los vehículos de hoy en día.
[2]
Veáse nuestro artículo
“Robótica, Robots y Humanos: el flujo incesante de la tecnología”. Publicado en
el Blog de Carlos Eduardo Daly Gimón el 20/06/2018.
[3] Tomado del Informe Anual 2018 de
la International Federation of Robotic (IFR), en https://ifr.org/. Consultado el 04/02/2019.
[4] Vale
mencionar que los materiales e insumos para fabricar las baterías tienen una
alta valoración en el mercado en la actualidad. El Cobalto, el Lithium, Niquel o Grafito se cotizan de manera creciente al
alza, y las minas que los explotan son cada vez más valoradas. El Platino y
Paladio se usan, asimismo, en la fabricación de los autos llamados hibridos.
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