La sociedad del conocimiento en el
PNCTI-2018 de Costa Rica.
Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
El Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2021 de Costa Rica (PNCTI-2018)[1], elaborado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones del país centroamericano[2], es un interesante instrumento de análisis e investigación que recoge un conjunto de principios y propuestas también aplicables a naciones no desarrolladas, y que pretende promover y elevar su posicionamiento en la dinámica de la economía globalizada del siglo XXI.
No
es nuestro punto de vista intentar afirmar que estos planteamientos son válidos
para cualquier país, y sus específicas circunstancias históricas y contextuales.
Lejos de eso. Pero su contenido amerita examinarse a la luz de lo que puede
considerarse como la matriz de las estrategias de crecimiento de las naciones
atrasadas: definir, fijar e implementar las principales metas científicas y
tecnológicas para sintonizar con la dinámica de la economía del conocimiento
que lidera el mundo contemporáneo.
El
punto de partida del PNCIT-2018 está descrito en los siguientes términos: “La
Ciencia, la Tecnología y la Innovación son procesos multidimensionales, dónde
converge el rigor del método científico y la construcción del valor del
conocimiento”.
Procesos
que deben conducir al compromiso de que el “conocimiento es la base de la
autodeterminación de los pueblos”.
Es,
asimismo, independencia entendida como: ”a) aspirar a producir su propio
conocimiento científico y tecnológico”; b) libertad para construir su propio
“ecosistema, capaz de sostener las redes humanas de investigación”, y c)
alcanzar su propia soberanía en tanto que “ la búsqueda de la excelencia como
valor fundamental que, al mediano y largo plazo, tiene como subproductos a la
competitividad, a la productividad, y un síntoma importante de toda sociedad
desarrollada de manera saludable: la innovación constante con visión y
aspiraciones sociales”[3].
Postulados
que tienen, a su vez, que adelantarse en el marco de una serie de políticas
públicas cuyos ejes centrales giran alrededor de cuatro elementos principales:
1.” Lograr un cambio conceptual en los esquemas tradicionales de Ciencia,
Tecnología e Innovación en el sentido de incorporar las ciencias básicas y las
ciencias sociales como un elemento fuerte, no periférico, del sistema”. 2.
Consolidar la comunidad científica del país. 3. Fortalecer el enfoque
transdisciplinario como plataforma para comprender los fenómenos complejos. 4.
Implementar sistemas de evaluación de recursos con criterios rigurosos y de
calidad creciente.
Sobre
la base de estos supuestos, el PNCIT-2018 identifica las estrategias y
variables sobre los que deben orientarse sus prioridades fundamentales.
Ante
todo se reconoce de manera abierta, inequívoca, que la innovación es un factor
determinante en el crecimiento a largo plazo.
Más
aún, que las diferencias entre los índices de ingresos y los de crecimiento
entre los países se deben a diferencias en los índices de productividad total
de los factores, así como que las inversiones en I+D son la causa del crecimiento de la
productividad y sus ulteriores beneficios sociales[4].
Todo
lo cual indica y requiere una participación fundamental del Estado en la
determinación y distribución del conocimiento, y de sus beneficios en el
conjunto de la sociedad.
No
deja de reconocer este instrumento estratégico, que en el caso de Costa Rica existen
importantes dificultades en el plano de las capacidades y efectividad de
gestión del sector público.
Vale
mencionar, en este sentido, la ausencia de esquemas especializados, bajos
niveles de subsidios, inversión limitada en diferentes programas, ausencia de
mecanismos de evaluación de resultados, estrategias a largo plazo muy
incompletas y en algunos casos deficientes, así como la falta de coordinación y
articulación en las entidades gubernamentales.
Dadas
estas carencias en el seno de su aparato estatal, Costa Rica tiene que
aprovechar las ventajas que la innovación científica y tecnológica colocan a su
alcance.
Todo
ello en el marco de dos aspectos primordiales: una dotación de factores que se
caracteriza por una disponibilidad de recursos muy influenciada por la
biodiversidad, y que exige una fuerte inversión en conservación y conocimiento
tecnológico; con limitada oferta de territorio y mano de obra; y una sociedad
cuya dinámica demográfica muestra un evidente proceso de envejecimiento
poblacional.
Bajo
estas circunstancias, Costa Rica tiene que apostar por una innovación en la
producción, en su organización social y política para que su desarrollo
económico sea viable y sustentable.
Para
ello el PNCIT-2018, jerarquiza cinco áreas de impacto que pueden enumerarse de
esta manera.
1. Educación
personalizada; habilitadora e integral.
2. Un manejo
del medioambiente y de las tecnologías limpias más eficientes que se sustenten
tanto en los tratados internacionales, como en la Ley de Promoción al
Desarrollo Científico, Ambiental y Tecnológico (Ley 7169).
3. Desarrollar
la energía eléctrica y, en particular, la energía utilizada para el transporte.
4. Darle
prioridad al desarrollo de las ciudades inteligentes como nuevo paradigma
urbano.
5. La
utilización de la tecnología para mejorar la comunicación, la toma de
decisiones y el acceso de la población a los servicios de salud.
La
posibilidad de alcanzar estos propósitos pasa por un conjunto de acciones que
son propias de la sociedad de la información y del conocimiento, “conceptos
digitales”, “tecnologías”, “la ciencia computacional”, que quedan resumidas en
los siguientes enunciados: Biociencias, Nanotecnología y las ciencias
cognoscitivas[5].
Para
ello habrá de sustentarse en la investigación científica, el desarrollo
tecnológico y la innovación.
Los
resultados de esos adelantos científicos y tecnológicos se aplicarán, directa e
indirectamente, a un conjunto de actores y sectores, que serán los
beneficiarios de las resoluciones que se adopten en la ejecución de las metas
planificadas.
Una
sencilla clasificación de esos actores nos permite comprender la importancia de
estos planteamientos.
Comenzamos con las comunidades.
Este
proyecto establece un criterio amplio y diverso para comprender los efectos
sobre las comunidades, o como ellos lo señalan, el impacto sobre “la transversalidad
intrínseca” de la sociedad. Se trata, en fin de cuentas, de “incrementar la
competitividad y construir la prosperidad y el bienestar a futuro”.
Siempre
basado en la “Revolución Digital”, el desarrollo de fuentes confiables de
información, apoyo a la divulgación científica, la alfabetización digital, la
protección a los “makers movement” y la profesionalización de la comunicación
de la ciencia en el país son factores fundamentales para la participación y
potencialización de la sociedad.
Hay
que contar con el Estado y con unas instituciones conectadas con el desarrollo
científico y tecnológico, pero, además, responsable, éticamente comprometido,
con visión de largo alcance y líder de un proyecto a nivel nacional.
También
con una academia implicada en la “racionalidad moderna”, es decir, con lo más
avanzado de la generación y distribución del conocimiento científico para toda
colectividad.
Junto
a ellos, los medios de comunicación tienen que desempeñar un rol igualmente
importante. Darle un verdadero impulso al papel de la ciencia en la sociedad,
los efectos y beneficios sobre sus actividades y medios de vida tienen que ser
divulgados y valorados en su relevante cotidianidad comunicativa como un
servicio social de particular relevancia.
Otro
factor protagonista de las estrategias principales del desarrollo estratégico
es el componente empresarial.
Los
emprendedores, las empresas nacionales, las corporaciones extranjeras e incluso
las incubadoras y aceleradoras de negocios se suman al conjunto de agentes
comprometidos para impulsar el desarrollo económico y social basado en la
innovación.
Más
allá de la participación empresarial, comunitaria, medios, academia y sociedad,
el PNCIT-2018 contempla, además, una serie de actividades complementarias pero
de gran importancia para el cumplimiento de las metas previstas.
En
este sentido deben mencionarse los recursos financieros, como los que pueden
canalizarse a través de los Fondos de
Incentivos, y otros medios que le sirven de apoyo a la Pequeña y Mediana
Empresa, particularmente el Fondo Propyme, así como otros mecanismos
financieros como son el capital semilla, capital de riesgo, capital ángel y, el
Sistema de Banca de Desarrollo que está en proceso de crearse y que vendría a
agregarse al financiamiento de las inversiones.
El
PNCIT-2018 contempla, asimismo, el fortalecimiento de la Estrategia Nacional de
Propiedad Intelectual de Costa Rica, una serie de herramientas en materia de
Ciencia y Tecnología para impulsar la innovación y la competitividad[6], la Cooperación
Internacional Científica y Tecnológica, las iniciativas orientadas al Comercio
y la Inversión en proyectos científicos y tecnológicos, las Redes y Plataformas
Tecnológicas Multinacionales y los “Mover Makers” ya mencionados.
Finalmente,
para construir una sociedad basada en el conocimiento, encauzada hacia una
elevada productividad, una creciente competitividad y un mayor bienestar, el
PNCIT-2018 de Costa Rica se dedica a precisar el eslabón que enlaza las
aspiraciones sociales a las estrategias nacionales de ciencia y tecnología.
La
apropiación social del conocimiento, la formación del capital humano, la
facilitación a través de la colaboración, optimizar la arquitectura estatal y
fortalecer las estructuras que impulsan el crecimiento de la ciencia, la
tecnología y la innovación[7].
Quizás
esta apretada síntesis del PNCIT-2018 pueda resumirse en esta expresión que
encontramos en el texto del programa, y que resulta suficientemente clara y reveladora:
“convertir a Costa Rica en un modelo internacional de desarrollo sostenible”.
[1]
Pueden
considerarse “insumos” de este Plan el “Programa Estado de la Nación en
Desarrollo Humano Sostenible (2011). Décimoséptimo Informe Estado Humano
Sostenible”, y el “Programa Estado de la
Nación en Desarrollo Humano Sostenible (2014). Informe Estado de la Ciencia, la
Tecnología y la Innovación”. Estado de la Nación. Recuperado
de: http://estadonacion.or.cr/estado/Publicaciones/estado-ciencia-tecnologia-innovacion-1/index.html.
[3]
Jaramillo, H., Lugones, G., y Salazar, M. (2001). “Normalización
de Indicadores de Innovación Tecnológica en América Latina y el Caribe: Manual
de Bogotá”. Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología
(RICYT), Organización de Estados Americanos (OEA) y PROGRAMA CYTED.
[4] Veáse Crespi, G. A. (2012). “Las
instituciones fiscales del mañana: Instituciones para la gente; Incentivos
Fiscales a la Innovación Empresarial”. Washington D.C.: Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) . Recuperado de: http://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/390/Flagship%208-21-12final.pdf?sequence =
[5] Prada, E. (2008). Bermúdez, J.L.
(2010). “Cognitive Science: An introduction to the science
of the mind”. United kingdom. Cambridge, MA: Cambridge University Press.
[6] Veáse: Park, B. J. R., Srivastava, M.
K., & Gnyawali, D. R. (2014). “Walking
the tight rope of coopetition: Impact of competition and cooperation
intensities and balance on firm innovation performance”. Industrial
Marketing Management, 43 (2), 210-221.
[7] Padilla, R., Gaudin, Y., y
Rodríguez, P. (2013). “Sistemas de
innovación en Centroamérica: Fortalecimiento a través de la integración
regional”. Padilla, R (editor), Libros de la CEPAL (N° 118: pp. 51-84).
Santiago de Chile: Naciones Unidas - CEPAL.
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