Acerca de las Reservas Internacionales del oro en el 2019.
Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
Según www.gold.org, apoyándose en estadísticas elaboradas por el Fondo Monetario Internacional, la tenencia de reservas en oro de los Estados Unidos este año supera de lejos a todos los países del sistema económico internacional.
Posee
8.133 toneladas del metal precioso en la actualidad, con un valor aproximado de
373.4 millones de $, lo cual representa 24% de las Reservas Mundiales.
Le
sigue en orden de importancia Alemania (154.7 millones de $), y detrás de la
economía más poderosa de europa se ubica, sorprendentemente, el FMI con 129.2
millones de $.
Italia
tiene más de 116.2 millones de $ en oro, y muy cerca está Francia con 111.8
millones de $ en la quinta posición.
Esta
clasificación coloca a China en un rol si se quiere secundario, pues apenas
ocupa el séptimo lugar detrás de Rusia.
Disponibilidad
en metales preciosos que no solamente revela la capacidad económica de las
naciones que conforman ese ranking, sino que desvela la importancia que los
países líderes otorgan a disponer de reservas auríferas para hacer frente a las
variaciones y ciclos económicos, pues desde ya bastante tiempo que los
gobiernos recurren al oro como medio de protegerse y mantener la estabilidad
monetaria y financiera en sus economías.
Desde
el punto de vista de la dinámica de los mercados internacionales, las
operaciones auríferas más destacadas muestran cambios significativos que
interesa poner de relieve en estas notas sobre el comportamiento financiero en
la globalización.
Particularmente en cuanto a la compra-venta del metal
precioso.
En
este sentido puede estimarse como un factor particularmente novedoso que en
2018 los Bancos Centrales hayan aumentado en más de un 4% (4.345 toneladas) las
compras en los mercados, lo que ha elevado sus stocks en metales preciosos a
niveles pocas veces observado desde hace más de 50 años [1].
Los
datos del World Gold Council revelan que el año pasado los Bancos Centrales
compraron 651.1 millones de toneladas de oro, lo que supone un incremento de
74% con respecto a 2017.
Junto
a los Bancos Centrales también jugaron un papel importante en el aumento de la
demanda mundial de oro las inversiones en barras y monedas; aunque el otro
componente decisivo de ese rubro como es el oro destinado a joyería y a la tecnología,
decayó ese mismo año.
Este
comportamiento de los Bancos Centrales es más bien inusual, mejor dicho
excepcional, y muy pocas veces conocido desde la disolución de los acuerdos de
Bretton Woods en 1971[2].
Hay
en ello una serie de variables de amplias repercusiones internacionales.
Guerras
comerciales, inestabilidad geopolítica y económica, sanciones internacionales,
conflictos y amenazas han impulsados a las entidades monetarias estatales a la
diversificación de su cartera de inversiones, en particular en activos
líquidos.
Rusia
sobresale en este tipo de operaciones.
Con
el fin de reducir los títulos del tesoro de los Estados Unidos en su cartera de
inversiones, Rusia ha emprendido desde hace unos dos años para acá acciones
sistemáticas para desdolarizar sus Reservas Internacionales y evitar,
igualmente, las eventuales consecuencias de las fluctuaciones del dólar.
Kazajstán
y Turquía son también dos compradores frecuentemente presentes en los mercados
en época reciente, a los que han venido a sumarse Ecuador, Qatar y Colombia.
Las adquisiciones
ocurridas en 2017 y más que todo en 2018, han beneficiado el precio del oro en
el sentido de darle cierta estabilidad en su comportamiento, y así minimizar la
manifiesta debilidad presente en el segmento de demandantes para la elaboración
de lingotes y monedas, así como aquella
que tiene por finalidad el uso industrial del metal precioso.
Todo
ello ha contribuido a una relativa apreciación del oro, de alrededor del 8%
desde finales de septiembre[3], ubicándose su cotización
en 1.282 $ la onza aproximadamente.
En
términos de incidencia sobre los mercados, también destaca China, quién ha
adoptado acciones muy enérgicas de negociación de oro en 2019, con la
adquisición por parte del Banco Popular de China de más de 32 toneladas en lo
que va de año; superando con ello a Rusia y Kazajstan quienes resultaron ser
los principales compradores del 2018.
Aparte
de las motivaciones tradicionales de refugio frente a las contingencias e
imprevistos que pudieran presentarse, protegerse frente a la inflación también impulsa
a la adquisición del metal precioso pues, como es suficientemente conocido, la
demanda del oro se dinamiza cuando las presiones y alzas de precios de bienes y
servicios hacen su aparición.
En
cuanto a la participación de otros actores en los intercambios comerciales, vale
mencionar a los productos financieros referenciados a este metal. Conocidos
como los Fondos Negociados en Bolsa (ETFs); de acuerdo a https://www.eleconomista.es/ estos se encuentran en sus niveles más bajos
de los últimos cuatro meses. Los ETFs compraron en 2018 apenas 68,9 toneladas, lo
que representa una importante caída de más del 60% con respecto al 2017. En
ello jugó un papel importante la inestabilidad de los mercados de valores de
mayor relevancia a nivel internacional, la relativa desconfianza en la ausencia
del respaldo físico en oro, así como la
limitada cobertura de las inversiones.
La
oferta mundial del oro, según las estadísticas registradas en la web https://www.gold.org/, revelan
que aun cuando el precio del oro se ha venido recuperando desde 2018, la
producción minera a nivel mundial del primer trimestre apenas alcanza las 852.4
toneladas, bastante por debajo de la producción del año anterior que fue de
903.4 toneladas e incluso de la producción minera de 2017, que se ubicó en
884.3 toneladas de oro. Los productores netos bajo cobertura, siempre según la
misma fuente, apenas empiezan a recuperarse de la fuerte caída mostrada a
finales del año pasado con ocasión del descenso en los precios, y comienzan a
realizar aportes significativos a la oferta internacional del oro.
En
cuanto a las operaciones en las que participan países latinoamericanos, resaltan
dos naciones que gozan de cierta relevancia en cuanto a los escenarios
internacionales del oro. El primero de ellos es Perú, primer productor de oro
en la región y sexto en el mundo en 2018. Aunque la producción de 2018 fue
inferior a la de 2017, Perú produjo 145 toneladas el primero de esos años
frente a 151 toneladas el último, según fuentes del Ministerio de Energía y
Minas del Perú[4].
Perú
supera a México que es el octavo productor a nivel mundial con una producción
de 125 toneladas, y a Brasil, décimo productor con 81 toneladas.
En
cuanto a la incidencia macroeconómica en la nación andina, la minería
representó casi el 10% del PIB y concentró cerca del 61% del valor total de las
exportaciones peruanas, según fuentes del MEM ya referidas.
El
otro país minero de fuerte conexión con la producción aurífera es Venezuela.
Aunque
la producción de oro de Venezuela no figura en posiciones de liderazgo ni en
América Latina ni en los mercados mundiales, dos rasgos fundamentales otorgan
al país caribeño un posicionamiento particular al respecto.
El
primero de esos elementos es el descenso sostenido de las Reservas Internacionales
de oro del país.
Desde
2014, el oro ha sido paulatinamente utilizado para pagar créditos a entidades
bancarias internacionales, y, también para de manera subrepticia e ilegal,
venderlo a clientes y/o funcionarios inescrupulosos de países de dudosa reputación.
Ello en la perspectiva de evadir o mitigar el impacto que las sanciones
económicas han surtido en las variables económicas fundamentales de Venezuela.
Por esas razones es que ha ocurrido un descenso alarmante de las Reservas Internacionales
del país; partiendo de 29.377 millones de $ en 2009, y alcanzando los 7.989
millones de $ en la actualidad; según cifras oficiales del BCV.
El
otro elemento en materia de producción de metales preciosos es la explotación
desorganizada y encubierta del Arco Minero del Orinoco (2010).
Conocido
formalmente como una Zona de Desarrollo Estratégico Nacional, se estima que el
Arco Minero contiene una de las Reservas
de Oro más grande del planeta. Desde agosto de 2016, se le otorga a una unidad
especial de las Fuerzas Armadas potestades para explotar el Arco Minero del
Orinoco.
La
explotación de esa riqueza extraordinaria en oro no solamente es discrecional y
bajo estricto control gubernamental, sino que los mecanismos de control, trasparencia
y supervisión por parte de las instituciones públicas brilla por su ausencia, y
la opacidad que caracteriza las transacciones que se hacen con el oro proveniente
del Arco Minero del Orinoco, es típica de las operaciones de sobrevivencia que con frecuencia lleva adelante el régimen
imperante en el país.
Todo
ello sin detallar los severos daños medioambientales ocasionados a regiones
naturales de una biodiversidad frágil y vulnerable, y a poblaciones indígenas locales
sometidas al desarraigo y a la explotación.
Por
otra parte, en el mercado mundial del oro juegan un importante papel como
proveedores de oro la producción minera a pequeña escala, quienes representan
más de la mitad del suministro internacional del precioso metal. Por ese lado
también se presentan ciertas dificultades que pudiera incidir sobre los precios
y la oferta en general. Nos referimos, específicamente, a las recientes normas
de la London Bullion Market Association[5], mediante las que se crea
la categoría de “Oro de Sangre” para aquellas explotaciones mineras que adolecen
de pautas de seguridad, de protección al medioambiente, o incluso incorporan
trabajo infantil y hasta recurren a prácticas laborales propias de la esclavitud,
como se comprueba a veces en Africa.
Más
allá de esas consideraciones, el mercado mundial del oro es un escenario en el
que la incertidumbre y los acertijos están a la orden del día.
Las sanciones
económicas sobre Rusia, Irán o Venezuela crean nuevas prácticas comerciales y
especulativas que abren muchas expectativas y prácticas anómalas sobre el
comportamiento del precio de los metales preciosos, y del oro en particular.
Puede
estimarse que mientras no se resuelvan las tensiones comerciales, petroleras
y/o mineras no puede alcanzarse una estabilidad en el precio del oro?
Más
allá de la respuesta, en un mundo sin patrón oro, los Bancos Centrales de las
naciones sancionadas seguirán maniobrando con el oro. E incluso, ciertos agentes
económicos privados seguirán beneficiándose de ese proteccionismo exótico y
coyuntural que hoy domina las transacciones económicas internacionales. Al
menos en el corto plazo.
[2] Tanto la guerra de Vietnam como
los desajustes en Balanza de Pagos (1971) en los Estados Unidos, jugaron un
papel decisivo en la colocación masiva de dólares en los mercados
internacionales, todo lo cual llevó a que importantes naciones europeas
tenedoras de $ procedieron a convertirlos en oro y así pusieron de manifiesto
una importante fragilidad en la Reserva Federal de ese país. Richard Nixon tomó
la decisión de suspender la convertibilidad dólar-oro en 1971, y además,
devaluó la moneda norteamericana e impuso un arancel de carácter provisional,
por lo que los actores principales de la economía mundial tuvieron que
adaptarse a un sistema de cambios fluctuante. Esa coyuntura representó el fin
de la paridad dólar-oro.
[4]
Veáse https://www.gob.pe/minem
[5]
Veáse www.lbma.org.uk/
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