Porqué quiebra el poderoso Thomas Cook & Son, líder
turístico mundial.
Prof.
Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
La economía global del siglo XXI nos sorprende de nuevo con uno de esos hechos
que no solamente dejan perplejo a cualquier observador medianamente atento,
sino que coloca ante nuestras narices una quiebra realmente inesperada, enorme, y de gran
impacto económico.
Que ocurra la bancarrota de un inversionista
bursátil, que fracase una importante casa de modas o una industria química con
su competitividad mermada o en retroceso, nada de eso sorprende hoy en día. Pero
que se derrumbe un gigante turoperador internacional, y en su desplome no
encuentre soporte público ni privado capaz de reunir lo necesario para evitarlo,
es un fenómeno fuera de lo común.
A la luz de los acontecimientos más recientes,
nadie quiso, realmente, salvar a Thomas Cook & Son (1841).
No solamente dueña de una larga y fructífera
trayectoria en turismo nacional e internacional sino también poseedor de una
importante cartera de clientes, y de una capacidad comercial y de mercadeo de
alcance transnacional, Thomas Cook & Son, el segundo turoperador a nivel
mundial, llegó a su fin en pleno siglo XXI. Es un hecho histórico y principal.
Porqué? Cómo es posible que ello ocurra en la
Inglaterra de B. Jhonson? De qué manera hay
que interpretar un fenómeno de estas dimensiones?
Thomas Cook & Son es la agencia de viajes
más vieja del mundo, ya cuenta con más de 178 años de historia particular.
Su liquidación forzosa ha dejado en tierra más
de 105 aviones, alrededor de unos 600.000 turistas extraviados en 17 países, de
acuerdo a la BBC[1]; muchos de los cuales ya
estaban de tránsito por todo el mundo y otros tenían previsto hacerlo en las
próximas semanas.
La ruina de la influyente compañía inglesa
estuvo planteada desde 2012, pero ese año todavía había esperanzas de que
pudiera haber un rescate de última hora en medio de las múltiples dificultades
que enfrentaba.
En el reciente mes agosto se divulgaron
informaciones acerca de unos 1.200 millones de euros que lograron recaudarse para
su rescate, pero la Junta de Acreedores solicitó un seguro de 227 millones de
euros como fondo de contingencia para llevar a cabo un plan de restructuración,
y no fue posible conseguirlo en los
plazos previstos.
Hay varias razones que nos parece pertinente
comentar.
La primera es que el grupo empresarial Thomas
Cook & Son no supo evolucionar de acuerdo a la dinámica de los mercados.
Un factor suficientemente revelador de ello es
su decisión de asociarse en 2007 con MyTravelGroup, un grupo turístico
especializado en viajes organizados tradicionales.
Quizá no esté de más recordar que en aquel
momento los vuelos y alojamientos reservados en línea se asomaban con firmeza
en los mercados locales.
Había, ciertamente, que emprender acciones
firmes y decisivas para hacer frente a las novedades tecnológicas de los nuevos
oferentes, como es el caso de Easyjet y Ryanair o las páginas web de
alojamiento como Booking y Hotels.com; y Thomas
Cook & Son no supo hacerlo. Probablemente tuvo mayores dificultades para
adaptarse e introducir transformaciones en el giro de sus negocios como le ha
ocurrido, por igual, a las grandes operadoras del turismo; pero lo cierto es
que su capacidad de adaptación creo un rezago que terminó hundiéndola en la bancarrota.
Un segundo factor en importancia es su gestión
financiera y endeudamiento corporativo.
Las pérdidas se cuantificaron en unos 1.680
millones de euros en mayo de este año, correspondientes a la primera mitad de
su año fiscal.
Por su parte, los pasivos financieros
corporativos llegaron a alcanzar montos superiores a los 1.922 millones de
euros según el último informe de los acreedores. Esta cifra tiene más de una
década en su contabilidad, y a pesar de sus múltiples iniciativas en los
círculos financieros de La City, no logró encontrar una solución efectiva para reducirla
de manera significativa.
La hipótesis más consistente es que el
Royal Bank of Scotland y el Lloyds Banking Group, nunca se comprometieron de
verdad con el paquete de rescate financiero, y se dedicaron más que todo complicar
los procesos de negociación con la esperanza de que el gobierno ofreciera un
préstamo de apoyo y así la posición de los acreedores mejorase[2].
Un tercer factor que vale destacar es el
impacto del Brexit en los negocios del turoperador más importante de Inglaterra,
y uno de los más prestigiosos del mundo.
Está claro que desde 2016, la economía
británica vive una situación de crisis y de perturbación. Más aún con la
llegada al gobierno de Boris Jhonson, quién ha reiteradamente afirmado que
Inglaterra saldrá de la Unión Europea con acuerdo o sin él, y la fecha tope
prevista es el 31 de octubre del año en curso.
La actividad económica se encuentra desde hace
años bastante perjudicada.
En el caso del sector turístico, la demora en
la contratación de los planes turísticos se ha acentuado con más fuerza este
2019, y específicamente desde mayo las cosas se han agravado.
El retraso en los planes vacacionales de numerosos
clientes británicos ha sido muy significativo, así como también el de las subsidiarias
de europa continental, particularmente en cuanto a los viajes a Turquía y/o a
las Islas Canarias.
O como lo ha dicho Amparo Polo en el diario La
Expansión, la desaceleración económica y la falta de claridad
política han hecho que los británicos contengan el gasto en actividades como
viajar. A esto se suma la caída de la libra esterlina,
que hace más caras las vacaciones de los británicos en Europa continental y
también reduce los ingresos de Thomas Cook y de
otros touroperadores[3].
Por su parte, el Estado inglés ha tenido una
conducta más bien curiosa, evasiva. Reconoció que adelantó acciones para
rescatar a la empresa, como ocurrió con el
paquete de refinanciación de 1.580 millones de euros de 2012, además del
crédito de emergencia de 227 millones de euros en noviembre de 2011, sin contar
los 480 millones de euros que consiguió Harriet Green, la antigua CEO, con la
venta de acciones. Pero con las finanzas públicas actuales no es
posible continuar en esa misma dirección.
Todo ello
explica porqué las autoridades administrativas en materia turística hayan
considerado inútil cualquier esfuerzo adicional para ayudar al turoperador,
pues serían
fondos públicos que caerían en saco roto y más cargas para el contribuyente.
En medio de esa coyuntura es que, desde el fin
de semana pasado, emprendieron las operaciones de repatriación de alrededor de
150.000 ciudadanos británicos desde distintos lugares del mundo, la que ha sido
considerada la mayor operación de repatriación en tiempos de paz de su
historia.
En el plano internacional los efectos de la
quiebra de Thomas Cook & Son apenas se dejan sentir.
En España, una de las potencias turísticas a
nivel mundial, la industria hotelera ha sido impactada de manera sustancial y
sólo en las Islas Canarias se registraron más de 30.000 turistas en situación
de indefinición. Y para tener una idea de la importancia de la empresa
británica en los flujos turísticos hacia la península ibérica, la AENA registró
más de 3,6 millones de turistas en los aeropuertos españoles en 2018.
También
se resalta el impacto sobre el empleo, porque en estos momentos más de 22.000
empleados directos están en riesgo, 9.000 de ellos en Inglaterra y el resto en
diferentes países.
Distintos voceros de Thomas Cook & Son culparon
de sus problemas económicos a la inestabilidad política en destinos como
Turquía, a la prolongada ola de calor en Reino Unido del año pasado, y a las
continuas postergaciones de las vacaciones debido al Brexit.
Quedan los ganadores y los perdedores del
hundimiento de Thomas Cook & Son.
Varias empresas especializadas o relacionadas con
el sector turístico muestran impactos negativos importantes. AENA, IAG,
AMADEUS, entre otras, han registrado mermas considerables en sus cotizaciones
bursátiles en lo que va de semana.
Los Hoteleros como MELIA y NH igualmente.
Pero hay ganadores.
Touristik Union International, el turoperador
alemán acérrimo competidor de Thomas Cook & Son, es beneficiario directo de
la caída de la empresa británica. La aerolínea británica EasyJet está en ésta
lista de los más favorecidos. A la que habría que agregar las plataformas como
Booking, las de alquiler turístico Airbnb y hasta las compañías de cruceros,
tal como fue señalado en párrafos precedentes.
Y los beneficiados indirectos como los Fondos de
Cobertura Sona Asset Management y XAIA
Investment por sus operaciones con derivados CDS, aunque quedará como variable negativa
la eventual recuperación de los haberes a liquidar como los pagos anticipados
de reserva de hotel, los activos intangibles, la marca del grupo y su software,
incluyendo, desde luego, sus inventarios[4].
La próxima liquidación de Thomas Cook & Son
cierra la extensa trayectoria de una empresa que logró sobrevivir a dos guerras
mundiales, pero no pudo hacer frente exitosamente a los inclementes retos de la
economía global.
[2] Nils Pratley. “Por qué ha quebrado Thomas Cook”.En https://www.eldiario.es/theguardian/quebro-Thomas-Cook-Principalmente-deuda_0_945256396.html Consultado el 26/09/2019
[4]
Tomado de ABC/Economía. ” Los
ganadores y perdedores de la quiebra de Thomas Cook ”- 24/09/2019.
Consultado el 25/09/2019.
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