La Felicidad de las Naciones.
Prof.
Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
El
término felicidad proviene de “Felicitas”, la diosa de la mitología romana que
simboliza la buena suerte y el éxito[1], y, a no dudarlo, los
seres humanos y/o los países según sea el caso, que gozan de felicidad son
sortarios y triunfadores. Porque eso de que la felicidad es un asunto meramente
emocional ya no es así, pues hoy en día se trata también de una cuestión de
Estado y de bienestar. De Políticas Públicas.
En
la segunda década del siglo XXI existen diferentes métodos para medir la
felicidad.
Quizás
el más conocido sea el prestigioso World Happiness Report de
Naciones Unidas[2]
aplicado en más de 150 países y que mide mediante variables como el Producto Interior
Bruto (PIB), las ayudas sociales, la esperanza de vida, la libertad, la
corrupción y la calidad de vida de los inmigrantes; la satisfacción que
experimentan sus habitantes y, consecuentemente, la sensación de prosperidad que prevalece en estos países.
Pero
también tenemos el renombrado Happy Planet Index (2006) [3], de la consultora
británica New Economics Foundation, el Indice Mondial de Bonheur de Francia (2013), o incluso en la misma OCDE, que ha definido un
conjunto de indicadores que permiten aproximarse a una conceptualización
específica de lo que debe entenderse por felicidad.
Pero no todo termina ahí.
Los Emiratos Arabes Unidos (UEA) cuenta desde 2016
con el Minister of State for
Happiness and Wellbeing, para
encauzar las políticas gubernamentales hacia el bienestar. En Egipto, muy
recientemente, se debate sobre la pertinencia de crear un Ministry of Happiness, e incluso, aunque parezca insensato y disparatado, el Estado
venezolano cuenta desde 2013 con un Viceministerio
para la suprema Felicidad Social del Pueblo en Venezuela.
Todo ello sin contar con las curiosas iniciativas
como las de Jigme
Singye Wangchuck, Rey de Bután[4], quién ha adelantado el
novedoso concepto de Felicidad Nacional
Bruta para sustituir el PIB como forma de medir el éxito de sus políticas
económica a partir de 1971[5].
Ahora
bien, qué dicen las encuestas sobre la felicidad de las naciones.
La
clasificación de Naciones Unidas de 2019 acerca de los países mejor
posicionados tiene ciertas particularidades, y atributos.
El primer lugar lo ocupa
Finlandia por segundo año consecutivo, seguido por Dinamarca, Noruega,
Islandia, Holanda, Suiza, Suecia, Nueva Zelandia, Canadá, Austria en las
primeras 10 posiciones.
En las siguientes
ubicaciones están Australia,
Costa Rica, Israel, Luxemburgo, Inglaterra, Irlanda, Alemania, Bélgica, Estados
Unidos y la República
Checa.
Como salta a la vista, los
países más felices son economías desarrolladas, es decir, países avanzados
cuyas variables macroeconómicas fundamentales encabezan los estándares más
elevados y gozan de altos niveles de progreso y bienestar.
Además, los países del norte
de Europa (Finlandia, Noruega, Dinamarca y Suecia) ocupan lugares privilegiados
y se disputan entre sí las mejores posiciones del ranking de Naciones Unidas.
Para ser feliz hay que comportarse como nórdico, pareciera ser el mensaje
subyacente de esta importante clasificación.
En las primeras 20
ubicaciones sólo encontramos a un país proveniente del mundo no desarrollado:
Costa Rica. Lo cual indica la escaza participación de las regiones más
atrasadas del planeta en la felicidad, eso sin tomar en cuenta que en esas
posiciones no figuran ni el continente asiático ni África en cuanto a los
niveles de bienestar de sus ciudadanos.
No se puede dejar de pasar
por alto que esos resultados dejan fuera de los diez primeros lugares a
naciones que si bien han alcanzado un liderazgo mundial ello no se ha traducido
en un alto grado de satisfacción en la ciudadanía. Estados Unidos, por ejemplo,
se encuentra en la posición 19 de la encuesta de Naciones Unidas, Alemania en
la posición 17, Inglaterra en la ubicación 15, por no mencionar a Francia que
está ubicada en el 24 o España en el 30.
Entonces, ¿Cuándo se es
feliz? o mejor dicho ¿es realmente objetiva la idea de la felicidad en el siglo
XXI? [6].
En un reportaje de primera
calidad, “El secreto de la felicidad” de Ana Alfageme (El País de España), se hace
un recuento de los principales factores determinantes del bienestar en
Finlandia, la nación más feliz de la tierra, y que reproducimos aquí en sus
contenidos esenciales.
a. El
Estado de bienestar significa que cada persona posee el mismo derecho a la
educación: La educación es pública y gratuita hasta el doctorado, es una de las
mejores del mundo.
b. Finlandia
es un país seguro para todos.
c. Poca
corrupción.
d. “Gran
libertad para tomar decisiones sobre su vida y que, en caso de necesidad
podamos contar con alguien (Gobierno, Ayuntamiento, ONG)”.
e. La
democracia y el (constante) empeño en hacer cada vez más funcional a la
sociedad.
f. Naturaleza
limpia y protegida. Entorno saludable.
g. La
vivienda tiene que ser una prioridad para el país: Housing First.
h. Confianza
entre las personas.
i. Empleo
estable y bien remunerado.
j. “Los
Estados de Bienestar son conjuntos complejos dónde se combinan políticas,
regulaciones, prestaciones y servicios en ámbitos diferentes (relaciones
laborales, sanidad, vejez)”.
k. “Es
la voluntad de comprometerse, de que funcionen bien las instituciones, y sobre
todo, la igualdad de oportunidades para todos los niños”.
l. “La
comprensión del significado de las coaliciones políticas, el consenso y los
compromisos en los grandes temas, además de la justicia y de la igualdad”.
m. “Es una
economía muy industrializada (con amplio músculo en electrónica) y basada en el
sector servicios, y es una de las más generosas de la OCDE en protección
social. Gasta el 30,9% de su PIB, con una renta per capita (42.340
euros) inferior al resto de los países nórdicos”.
n. “Bueno,
los servicios públicos no salen de una caja mágica, tenemos que pagar una
cantidad bastante alta de impuestos, yo estoy muy contento de pagarlos”, dice,
repitiendo algo que te vas acostumbrando a escuchar, “los recibo luego en
servicios que para mí son muy importantes”. La presión fiscal finlandesa es del 42,2% sobre el PIB,
inferior al resto de los países escandinavos salvo Noruega. En España supone un
34,4%.
Finalmente,
como variable negativa en el marco de los resultados sociales, Finlandia está
junto con Noruega y Suecia como los países con más suicidios en Europa aunque,
conviene tenerlo en cuenta, ello no pueda achacársele únicamente a la situación
socio-económica sino que tiene también que incluirse la incidencia de los factores
de orden climático en esa conducta social. No obstante, es llamativo que la
reducción de este componente haya sido significativa pues se ha aminorado a
menos de la mitad desde 1990. Las políticas públicas e iniciativas
institucionales han jugado un rol determinante en la mejoría de la tasa de
suicidios pero la soledad, el alcohol y el consumo de antidepresivos siguen
representando una carga importante en este tipo de conductas hoy en día.
También
están presentes otros aspectos que no sintonizan con la felicidad que se
manifiesta en las encuestas de los países del norte de Europa. La integración
de los inmigrantes sigue siendo problemática, la caza de ballenas, los
compromisos medioambientales o la violencia de género tendrán que ser
aminoradas para reforzar la senda del bienestar anteriormente descrita.
Pero la búsqueda de la
felicidad en el plano nacional tiene otra faceta en el ámbito mundial.
Y es que existen regiones
del mundo realmente infelices.
América
Latina es una de ellas [7].
El
índice de Naciones Unidas revela que son pocos los países latinoamericanos
realmente felices. En el ranking aludido, después de Costa Rica siguen México,
Chile, Panamá y Brasil. Y como resulta lógico, las variables utilizadas
demuestran que por ese lado los latinoamericanos somos bastante infelices. Pobreza,
desigualdad, corrupción, inseguridad, violencia, migraciones por doquier y
restricciones a las libertades públicas están al orden del día en diferentes
países. Y una separación de poderes muy frágil y frecuentemente vulnerada.
Factores
que crean un contexto propio de la infelicidad.
Quizá
pudiera anotarse que para mitigar los problemas sociales, políticos y
económicos que abundan en Latinoamérica, las naciones de este lado del mundo
cuentan con una especie de antídoto que no está frecuentemente presente en las
naciones más felices del mundo.
Los
autores del Informe de Naciones Unidas de 2018 resaltan “el carácter fraterno
de los latinoamericanos”[8], y específicamente se
refieren a la naturaleza de las relaciones interpersonales que son “cercanas,
cálidas y genuinas”.
Pero
esas características emocionales a veces son insuficientes para explicar
fenómenos sociales recientes que convergen en ciertos países de la región. Es
el caso, por ejemplo, de los flujos migratorios que se han dado en los últimos
años como la llamada “Diáspora” en Venezuela que en 2019 ya supera los 4.000.000
de personas, y que ha ocurrido desde una nación caribeña que hasta hace apenas
unas pocas décadas registraba niveles significativos de progreso y bienestar.
La fraternidad no explica este importante fenómeno demográfico.
Lo
que sí está claramente relacionado con la experiencia de Venezuela es que,
desde el punto de vista de la felicidad, sufrió un descalabro asombroso pues
ocupa el puesto 102 de la clasificación, y está en la última posición de los
141 países evaluados en 2018.
Ciertamente,
más allá de la fraternidad y de la riqueza de las relaciones personales mencionadas,
la hiperinflación, la caída del PIB, el desastre en los servicios públicos, la
corrupción, la gestión económica y las libertades públicas han colocado a
Venezuela en un estado de “infelicidad” pocas veces vista en América Latina y
el resto del mundo.
Hoy
en día Venezuela está por debajo de Malawi, Siria, Yemen y Ucrania en cuanto
a felicidad nacional se refiere, y no
olvidemos que el país cuenta desde hace ya unos siete años con un Vice-ministerio para la suprema Felicidad
Social del pueblo en Venezuela.
[1]
A este respecto dice J. A.
Garzón Blanco: “Felicitas
no es un deidad en sí misma, es la abstracción de una cualidad…..” En LOS
SÍMBOLOS NUMISMÁTICOS DE «LA EDAD DE ORO DE LOS ANTONINOS»: FELICITAS, FORTVNA,
HILARITAS Y LAETITIA. Tomado de http://revistas.usal.es
Consultado el 14/01/2020.
[4]
Diminuto país del sur de
Asia, regido por una monarquía constitucional, con una extensión de 40.994
y unos 800.000 habitantes.
[5]
Tomado de Pardo, Daniel. ”Para
qué sirven los ministerios de la felicidad?”.
29/10/2013 https://www.bbc.com Consultado el 14/01/2020.
[6] Y por si poco faltara ahora
tenemos el 20 de Marzo de cada año como el Día Mundial de la Felicidad.
[7]
Veáse Carballo, Marita. “La felicidad de las naciones”. 2015.Ediciones
Sudamericana.
[8] Cuáles son los países más
felices del mundo y qué explica que los de América Latina sean “inusualmente
felices”. https://www.bbc.com/mundo
15/03/2018. Consultado el 16/01/2020.
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