El Coronavirus
también contagia al mercado petrolero internacional.
Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
El virus que sacude a la humanidad entera; así pudiera bautizarse al microorganismo infeccioso que desde hace muy pocas semanas encabeza los titulares de los medios de comunicación y se introduce, progresivamente, en el sistema económico mundial.
El
petróleo también empieza a contarse entre las víctimas de esta temible
epidemia.
China
no solamente es la segunda potencia mundial sino que es el primer importador de
petróleo crudo a escala planetaria desde 2016. De acuerdo a la prestigiosa Blomberg[1], la caída de las compras
petroleras del gigante asiático ronda el 20% desde que se inició la propagación
del virus; el consumo ha bajado en unos 3.000.000 de barriles diarios y el
impacto sobre el contexto internacional superará la crisis financiera 2008-2009.
Y las complicaciones apenas comienzan.
Es una
crisis sanitaria que paulatinamente se traslada a los circuitos económicos
fundamentales.
Ciertas
ciudades chinas han experimentado una relativa parálisis: Wahun (40 millones de
personas) principalmente, pero también Shangai y otras urbes importantes de la
potencia asiática.
Según
asegura la Web Expansión: “Una pista mucho más concluyente, y oficial, sobre el
impacto del coronavirus en el mercado del petróleo la ha dado hoy la mayor
petrolera china Sinopec. La compañía estatal ha avanzado que durante
el mes de febrero, con el fin de ajustarse a la caída de la demanda, reducirá
un 12% su actividad de refino. Este descenso supone disminuir su producción en
cerca de 600.000 barriles diarios “.
Por
otra parte, los medios de transporte tienen importantes dificultades para su
funcionamiento, y han tenido que adaptarse a las circunstancias presentes.
Así,
el tráfico aéreo de carga y de pasajeros ha mermado de manera significativa y
el descenso pudiera alcanzar un 70% en las próximas semanas, lo cual
significará un millón de barriles diarios en el primer trimestre del año en
curso.
No
obstante, conviene tener en cuenta que el tráfico aéreo internacional es uno de
los sectores más afectados en sus operaciones regulares. Hasta ahora, British
Airways, Lion Air, Lufthansa, Iberia, United Airlines, Delta, American
Airlines, Egyptair, Air France y Seúl Air han suspendido todos sus vuelos
a China, mientras otras como Finnair, Air Canada, KLM y Cathay Pacific han
reducido el número de viajes.
Estimaciones
recientes de Barclays indican que las cancelaciones de los vuelos a China podría
significar, para el primer trimestre del año, una caída en la demanda de cerca
de 300.000 barriles diarios [2].
El
tráfico automotriz y ferroviario de China también ha experimentado una baja
sustancial, más aun tomando en cuenta que ello ocurre en momentos en que
normalmente se celebran las festividades del Año Nuevo Lunar. Importantes
Empresas Transnacionales suspendieron sus actividades este mes de enero,
alargado vacaciones o concediendo permisos temporales a los trabajadores, como
es el caso de General Motors, Nissan, Peugeot o Toyota, e incluso grandes
empresas tecnológicas como Google, Amazon o Microsof han cerrado sus oficinas
en China.
Asimismo,
la producción de acero se ha visto sustancialmente afectada.
De
vuelta sobre el tema energético, los precios del petróleo presentan una evidente
debilidad, y los mercados se muestran
moderados e inciertos. La cotización del West Texas Intermediate (WTI) se ha
ubicado alrededor de los 51,39 $ muy recientemente con un descenso del 1,42% con
respecto a la semana anterior. El crudo Brent ronda los 56,41 con una caída de
1,6 la última semana de enero. Son los peores datos en materia petrolera desde
agosto de 2019.
No
puede dejar de compararse el Coronavirus de este año con el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS por
sus siglas en inglés) que afectó de manera significativa al PIB de China en 1%
en 2003.
Si
bien todavía los pronósticos no llegan a tanto, está claro que la tasa de
crecimiento del PIB Chino sufrirá los embates de esta crisis sanitaria, y del
6% de crecimiento que se tenía estimado en 2019 se cree que apenas
alcanzará un 4% en cuanto a crecimiento
económico se refiere en 2020.
Por
los lados de la OPEP se deja sentir la preocupación ante los desajustes que ya
muestra el mercado petrolero internacional.
Arabia
Saudita ha planteado la posibilidad de adelantar la reunión técnica prevista
para marzo y realizarla en las próximas semanas para examinar el comportamiento
de las principales variables comerciales y de producción, particularmente el comportamiento de la
demanda petrolera y las perspectivas económicas de corto y mediano plazo.
En
medios internacionales se estima que la OPEP, ante un mercado petrolero en
declive, podría proceder a un recorte adicional de 500.000 barriles diarios
para paliar la crisis provocada por el virus Chino, aunque tiene que tomarse en
cuenta que la propia OPEP viene mostrando ciertos problemas con la producción pues las cifras más
recientes indican que apenas logró alcanzar los 28,35 millones de barriles
diarios, 640.000 menos que en diciembre.
Exxon
Mobil y Chevron experimentan asimismo los efectos de la crisis del Coronavirus,
y ello no solamente se refleja en la pérdida de beneficios por la
desaceleración económica sino también por las fluctuaciones más recientes en Wall
Street.
Resulta
evidente que los pronósticos a corto plazo no son nada alentadores. El
Coronavirus ha arrinconado a la economía China y avanza hacia las otras
naciones aunque no lo hace a la misma velocidad e intensidad como ocurrió por
los lados de Wuhan. Hacia junio o julio las cosas deberían volver a su cauce
aseguran los más optimistas. Será verdad? Quién sabe? Ojalá y tengan razón.
[1] https://www.bloomberg.com/ “China Oil Demand Has Plunged 20% Because of the Virus Lockdown”. Consultada el 03/02/2020.
[2]
Tomado de https://www.expansion.com
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