Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
El
Covid-19 es tan poderoso que no solamente se enfrenta con el sistema
inmunológico de los humanos y lo doblega en ciertos casos, sino que por su
capacidad de contagio los arrincona socialmente, produce aislamiento, y crea
barreras hasta hace poco inimaginables.
Llega
el miedo. La alarma ante lo desconocido.
Y
obliga a los gobiernos a actuar. Bueno, más que todo a las autoridades públicas
realmente responsables y comprometidas con los objetivos económicos y sociales
de su nación.
Porque
la reclusión de los ciudadanos en sus hogares afecta el funcionamiento del
sistema económico y, de seguir en esa dirección, corre el riesgo de
paralizarlo.
Llegan
entonces las medidas coyunturales que tienen un fin común: mantener el aparato
productivo activo, dinámico, hasta que disminuya el Covid-19, hasta que se vuelva a las
proporciones adecuadas, y las principales variables económicas regresen a la
calma, que la curva se aplane[1], como suele decirse por
estos tiempos.
Pero
como esta pandemia no tiene parangón en época reciente, cada Administración
adopta las acciones que considera más apropiadas.
No
obstante, a esta altura de la crisis sanitaria globalizada son pocos los gobernantes
que no han aplicado medidas económicas urgentes para enfrentar la pandemia.
Veamos algunas referencias.
Probablemente
una de las determinaciones más enérgicas contra la eventual parálisis de la
economía por las repercusiones del Covid-19, sea la de España.
200.000
millones de euros, cifra cercana al 20% del PIB español, es el monto estipulado
por el gobierno de P. Sanchez para atender la economía, compartido entre el
sector público que aportará alrededor de 117.000 millones y el resto, 83.000
millones de euros, que provendrán del sector privado.
Este
monto estará destinado a mitigar la liquidez de las empresas y favorecer su
funcionamiento en medio de la caída de sus ventas y los problemas relacionados
con él empleo.
El
Real Decreto de España del 14/03/2020, contiene además importantes medidas
relativas a proteger a los sectores más desfavorecidos, incluye una moratoria
en el pago de las hipotecas sobre la vivienda habitual de asalariados e
independientes (Autónomos se les llama), y se contempla adicionar otras como la
agilización de los expedientes de despidos temporales (ERTE), apoyo a
trabajadores y empresas particularmente afectados por la crisis, y de manera
complementaria, impulsar el apoyo a la investigación para avanzar en la vacuna
contra el virus.
También
destacan la protección al factor trabajo en cuanto a poder realizar sus tareas
laborales desde su hogar, suspender sanciones por faltas al lugar de trabajo; exoneraciones
para las Pymes (100%) que mantengan sus niveles de empleo, igualmente
extensibles para las demás empresas en un 75%.
Todas
estas acciones están sujetas a evaluación, y se espera, según el Real Decreto
del gobierno español, que en septiembre se introduzcan los correctivos
necesarios según la evolución del tejido empresarial y la perspectiva de los
sindicatos.
Por
su parte, E. Macron ha definido a la
pandemia como una guerra que libra Francia contra el Covid-19, y en materia
económica se han dado pasos importantes para escalonar el pago de los impuestos
y en los plazos más convenientes fijarlos conjuntamente con los órganos de
fiscalización.
También
se encarga a la Banque de France[2] la revisión de los créditos
bancarios de las empresas en dificultades, y abrir líneas crediticias a
aquellas entidades productivas que puedan requerirlo.
Así
como en España, Francia otorga particular importancia al mantenimiento de los
puestos de trabajo, y a las ayudas del Estado para el empleo parcial.
La fuerza
mayor pasa a ser justificativo del cumplimiento de las obligaciones en los
mercados y colectividades locales.
Incluso,
se reconoce a las pequeñas y medianas empresas en dificultades, la posibilidad
de suspender el pago de facturas de gaz, agua o electricidad, y puede
exonerársele provisionalmente del pago de impuestos y cotizaciones sociales.
Para
cumplir con este y otros objetivos, el gobierno de E. Macron ha creado una
instancia específica con carácter permanente, “La Cellule de Continuité
Economique (CCE)” para realizar un seguimiento diario del comportamiento de la
crisis sanitaria.
Italia,
Alemania, Bélgica y otra naciones europeas han tomado medidas parecidas a las
que acabamos de mencionar, e incluso, en el marco de la UE se han suspendido
las relaciones fronteriza extra-comunitarias y se han aplicado disposiciones relativas al
trasporte de mercaderías por vía terrestre.
Vale,
por otra parte, resaltar las decisiones de los Estados Unidos con respecto al
Covid-19.
En
este caso se privilegia, en lo inmediato, los aspectos financieros con una
participación fundamental del Banco de la Reserva Federal, pues el impacto
sobre los mercados ha sido reiterativo y amenaza con mantenerse a los largo de
los próximos meses.
Las
estimaciones del paquete de ayuda del gobierno de D. Trump ascienden a 850.000
millones de $, dónde las Pymes y las Aerolíneas
captarían una porción importante de esos recursos.
Como
enfoque particular comparado con las acciones implementadas en Francia y
España, en Estados Unidos “se está estudiando”, indican los voceros
gubernamentales, el envío de cheques a los estadounidenses de manera inmediata,
con el fin de disminuir los efectos de la crisis e incentivar el consumo de
bienes y servicios. El monto estimado, es de 1.000 $ por familia. Ello ha sido
incluido en el Proyecto de Ley del Alivio Económico, a ser aprobado en la
Cámara de Representantes.
Se estima que la ayuda a las
Aerolíneas anda por los 50.000 millones de $.
El
Democratic Party todavía no tiene una posición definitiva al respecto, y se
espera que en los próximos días hayan pronunciamientos definitorios de su
propios criterios, que incluirían una
ampliación de las prestaciones al desempleo, mejoramiento de las condiciones crediticias
internas, más inversiones en sanidad y medidas relativas a postergar la
ejecución de hipotecas de familias muy vulnerables.
En
todo caso, el Covid-19 aumenta de manera preocupante en Estados Unidos; ya
tenemos datos cercanos a los 4.661 contaminados, y aunque el número de muertes
es todavía bajo, 105 fallecidos aproximadamente, se teme que ello puede
aumentar de manera acelerada en las semanas por venir.
Brasil,
Argentina, México, Colombia y otras naciones observan que sus datos sobre el
Covid-19 crece día a día, y se dedican a dictar medidas que mitiguen su impacto
sobre el sistema productivo y la economía en general. Venezuela ya pasa de 40
los contaminados sin que hasta ahora se haya conocido, al menos oficialmente,
un fallecido. Pero, llama mucho la atención que en medio de la hiperinflación y
una recesión económica que dura más de 4 años, colapso de los servicios y
graves fallas en la distribución de gasolina; la medida más resaltante, en
medio de una fuerte cuarentena, para favorecer el sector empresarial, al empleo
y a los sectores más desfavorecidos, haya sido solicitar Asistencia Financiera
al Fondo Monetario Internacional por 5.000 millones de $. ¿Y qué ocurrirá con
los procesos productivos internos? Más aún ¿cuáles serán los paliativos para proteger
a los sectores sociales en situación de
vulnerabilidad ?
[1]
La propagación del virus puede ocurrir de manera acelerada, intensa, y poner en
dificultades el sistema sanitario nacional. Esto obliga a las autoridades a
actuar de manera urgente, e introduce situaciones de emergencia que agravan aún
más la capacidad de respuesta de las instituciones y/organizaciones de salud
pública. De allí la importancia de reducir el ritmo de contagio para dar un
respiro a hospitales y centros de salud. A eso suele llamársele aplanar la
curva de infección.
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