¿Está la economía mundial en recesión?



¿Está la economía mundial en recesión?








Cómo la economía global nos afectaría en los tiempos del coronavirus?







Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón



Kristalina Giorgieva, Director-Gerente del F.M.I. lo ha dicho todo, o, seamos objetivos, casi todo, entre finales de marzo y la primera semana de abril: desde “la economía ha entrado en recesión”(rueda de prensa por streaming del 27/03/2020) hasta “estamos ante una crisis nunca antes vista en la historia” (videoconferencia del 03/04/2020).

Y ha agregado que más de 90 países ya han solicitado “ayuda financiera de emergencia por el coronavirus”, por lo que el organismo multilateral que ella dirige destinará un billón de dólares (1.000.000.000.000$) para préstamos que contribuyan a proteger e impulsar el crecimiento económico mundial.

De allí nuestra interrogante, ésta vez más precisa: ¿es a partir de las declaraciones públicas de la señora Giorgieva que el sistema económico internacional  entró en crisis? ¿O son apenas enunciados para llamar la atención de los líderes políticos,funcionarios gubernamentales, organizaciones populares ,y más que todo de la opinión pública internacional?

En realidad, todavía es muy pronto para saberlo.

De lo que si hay certeza es que el confinamiento social y las cuarentenas aplicadas a diestra y siniestra, han producido un frenazo extraordinario en las economías del mundo entero. Sobre eso no hay lugar a dudas. La producción fabril ha sido suspendida de manera generalizada, los productores agrícolas enfrentan seria dificultades para la recolección de las cosechas de legumbres y frutas, las aglomeraciones en el acceso a los servicios han sido prohibidas, las exportaciones llevadas a su mínima expresión y las cadenas de suministro también. Eso sin hablar del transporte internacional que apenas cumple un 15% de sus funciones, o el turismo en sus diferentes modalidades, que ha sido interrumpido de manera abrupta y radical en su dinámica comercial hasta en las regiones más alejadas del planeta.

La paralización económica llega por decisión de las autoridades gubernamentales ante la avalancha de contagios y fallecimientos provocados por el Covid-19.

Ese es aspecto fundamental de esta crisis.

Las consecuencias están en curso, y todavía no alcanzan su máximo nivel.

No solamente se ha llevado a su mínima expresión la producción de bienes y servicios, los mercados han dejado de operar o aún lo hacen con sus peores resultados , sino que las canales de comercialización apenas sirven para atender a un consumo moderado, probablemente austero.

Tenemos, además, la congestión de los mercado laborales que experimentan un alza intensa, desmedida, del desempleo, lo que en fin de cuentas ya se traduce en una caída sistemática de la demanda de bienes y servicios, y, desde luego, en la necesidad de dar respuesta inmediata, en el marco de las políticas públicas, a esas grandes penurias.  

¿Cuanto va a durar el confinamiento social, y, consecuentemente, cuando retornará la normalidad a la economía?

Aquí la respuesta resulta ambigua. Que si el aplanamiento de la curva  ocurrirá  cuando se llegue a un pico máximo de contagios y empiece a estabilizarse la capacidad sanitaria en clínicas y hospitales; y en ese momento estaríamos en vías de solucionar este embrollo. O, también, cuando aparezca una vacuna definitiva, incontrovertible, que logre sanar a los enfermos y les devuelva salud y condiciones físicas.

O ambas cosas, claro.

Mientras tanto la economía seguirá en una situación complicada.

La victoria sobre el Covid-19 implica, en las próximas semanas, la suspensión progresiva del confinamiento social, lo que es equivalente a un especie de armisticio en esta guerra que se libra en la mayoría de las naciones del mundo.

Puesto que si ya llevamos más de 60.000 muertos y más de 1.000.000 de contaminados, no tenemos dudas de que es una conflagración mundial a la que asistimos por estos días.

Entonces, suspendidas progresivamente las cuarentenas, restablecidos los sistemas sanitarios, paulatinamente, en agosto o septiembre de 2020, se comenzará a facilitar la circulación de personas y servicios, se autorizará, de manera escalonada, la normalización en el suministro de alimentos, bienes manufacturados, comunicaciones vuelos internacionales y otras actividades.

Tras unos cinco meses de parálisis, de estancamiento, el reimpulso del aparato productivo será lento, también el del empleo y el consumo de las familias. La normalización de los mercados también.

La señora K. Georgieva no dio datos precisos sobre las consecuencias económicas de la peor pandemia en más de un siglo, tampoco hizo pronósticos rigurosos sobre período de recuperación que está por venir.

De lo que si estamos seguros, es que más allá de las magnitudes específicas que resulten del PIB de 2020, la economía global estará lejos, muy lejos, del 2,5% que pronosticó a principios de año el Banco Mundial.

Con la extinción del Covid-19 en las próximas semanas, es probable que se abra una nueva etapa hacia economía mundial más inclusiva y solidaria. Ojalá que las atrocidades del virus de Wuhan nos ayuden a avanzar en esa dirección.


















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