Las líneas aéreas ya casi no vuelan a ninguna parte:¿hasta cuando?





Las líneas aéreas internacionales ya casi no vuelan a ninguna parte: ¿hasta cuándo?







Crisis aérea: el costo de los reembolsos por coronavirus equivale ...





     Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón








Cuando el presidente de Francia E. Macron decidió en marzo pasado congelar la mayor parte de las operaciones internacionales de Air France, ya la principal compañía francesa trabajaba a un 10% de su capacidad. Xi Jinping, no obstante, se le había adelantado: desde el 31 de enero China interrumpió los vuelos de Delta Air Lines y American Air Lines, y le siguieron las mayores empresas aéreas del mundo que tenían como destino China Continental. Italia, España, Inglaterra, Bélgica, Suiza, Alemania, Holanda, y el resto de las naciones europeas hicieron lo mismo. En febrero la crisis económica generada por el Covid-19 comprometió a Estados Unidos y enseguida a Canadá, colocando el sector al borde del colapso. América latina, Asia y gran parte de Africa le siguieron, y aparte de las eventuales repatriaciones de sus ciudadanos y el esporádico transporte de carga aérea, son pocos, muy pocos, los aviones de aerolíneas internacionales que hoy en día surcan los cielos.

Crisis de consecuencias devastadoras.

Las cadenas de suministro tuvieron que suspender igualmente sus actividades. Boeing, Airbus, sobre todo, pero también Bombardier, CSeries, Comac, Sukhoi y otras empresas especializadas se vieron obligadas a enviar a sus ejecutivos y trabajadores a ver Tv en casa mientras dura la pandemia. Las compañías de mantenimiento, reparación y revisión, los proveedores de combustible y de servicios aeroportuarios, y hasta la venta en línea al consumidor han tenido que llevar sus tareas a niveles de la propia subsistencia.

El impacto directo sobre el sector está por cuantificarse, pero desde ya asoman en el horizonte los que resultan sus aspectos más sobresalientes.

La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA)[1] anunció en su comunicado Nº 29 del 14 de abril de este año, que la disminución por concepto de ingresos por pasajeros aéreos será de más de 314.000 millones de $, un 55% menos que en 2019.

Por cómo van las cosas, la demanda anual de pasajeros puede alcanzar un 48%  menos que el año pasado.

La caída en la demanda de consumidores tiene que ver con el comportamiento del PIB a nivel global, tanto en lo concerniente a los resultados del primer trimestre como en cuanto a lo que se espera ocurrirá en los meses siguientes.

A ello debe sumársele las fuertes restricciones a los viajes aéreos. A principios del mes pasado el impacto resultó abrumador: 80% cayeron los viajes aéreos como consecuencia de las limitaciones impuestas por las decisiones gubernamentales de confinamiento y estado generalizado de alarma.

Junto a esos indicadores de por sí contundentes, las estimaciones acerca de la nómina global de las compañías aéreas se ubican alrededor de unos 65.5 millones de empleos que dependen de la aviación. En términos más directos, por cada empleo que pueda salvarse  en cada aerolínea, dice IATA, se salvarán a su vez otros 24 empleos [2].

Por otra parte, la asistencia de los gobiernos ha sido un paliativo que ayuda a las empresas a plantearse ciertas expectativas hacia lo que resta del ejercicio actual.

Apoyos que, a veces, son cuestionados o, puede que sí, aceptados a regañadientes.

En España, por ejemplo, se ha considerado que los 400 millones de $ acordados por el Ejecutivo de Pedro Sanchez “no están a la altura de las circunstancias”.

En Estados Unidos, el rescate del sector aeronáutico alcanza los 25.000 millones de $ en el marco de un Plan de Asistencia de 2.2 billones de $ para paliar los efectos de la pandemia que sacude el país.

El objetivo está más que claro: evitar la quiebra de empresas y el despido masivo de trabajadores.

Y para alcanzar esos fines, es indispensable recuperar la conectividad que proporcionan las líneas aéreas a la economía en su conjunto.

Para ello, resalta IATA, tiene que otorgarse apoyo financiero directo a transportistas de pasajeros y de carga aérea, préstamos y garantías a las emisiones de bonos corporativos por parte de los Bancos Centrales y de los gobiernos en general, y alivio fiscal que permita aligerar la carga impositiva sobre las empresas aéreas en dificultades.

Antes de llegar a ello, los mercados se adelantan y emiten sus propias valoraciones.

Hace pocos días, la muy renombrada Berkshire Hathaway encabezada por Warren Buffet anunció[3] a los medios informativos internacionales, que procedía a vender sus acciones en las cuatro principales líneas aéreas de los Estados Unidos (Delta Air lines, American Airlines, Southwest Airlines, y United Airlines), por cuanto sus pérdidas alcanzaban más de 50.000 millones de $. Concluía el veterano operador de los mercados bursátiles, que “el sector de la aviación no es una buena inversión por causa de la pandemia del Covid-19”.

Y, claro, nadie sabe cómo concluirá este oscuro episodio en los negocios de las compañías aeronáuticas.

La normalización de los vuelos internacionales exige no solamente las acciones financieras y fiscales que hemos referido, sino también superar los problemas logísticos, de manejo y operatividad de los aviones en el contexto de cada país en particular.

A lo que debe añadírsele el mantenimiento de los más de 17.000 aviones que hoy en días están inactivos en distintos aeropuertos y/o zonas de aparcamiento; todo ello sin mencionar el conjunto de requisitos y formalidades exigidas a pilotos, controladores e ingenieros de vuelo para volver a volar en el corto plazo.

Vale entonces la pregunta: cuanto se levantarán las limitaciones impuestas por los diferentes gobiernos a las aerolíneas internacionales?

Otra interrogante que nos parece pertinente es como se aplicará el distanciamiento obligatorio para que no ocurra un rebrote de la epidemia?  

La normalización de los aeropuertos, la disponibilidad de los asientos en el marco de un distanciamiento social que todavía va a durar un tiempo más, e incluso la aplicación de una cuarentena obligatoria para quienes hagan parte del tráfico aéreo, son asuntos que tendrán que resolverse en las próximas semanas para que pueda haber una relativa recomposición del sector en su conjunto y de la conectividad internacional en particular.

Las pérdidas no dejan de ser asombrosas: según IATA,  88.000 millones de dólares en la región Asia-Pacífico, 76.000 millones de $ en Europa, 50.000 millones de $ en Norteamérica y 19.000 millones de $ en Medio Oriente, y 15.000 millones de $ en América Latina [4]. Estos datos reflejan, sin lugar a dudas, la más grande crisis del transporte aéreo en toda su historia.

Recientemente, Francia decidió extender la emergencia sanitaria hasta el 24 de julio, y, más aún, contempla imponer 14 días de aislamiento a todos aquellos que ingresen a su territorio, francés o extranjero y que no tenga síntomas, y 30 días para aquellos que resulten positivos del Covid-19.

Como puede apreciarse, las restricciones en los viajes, el despegue de los vuelos, los limitados movimientos fronterizos a turistas, viajeros por negocios o nuevos inmigrantes, esa es la norma en todas partes del mundo; lo cual significa, mal que bien, que los aviones seguirán en tierra y/o con pocos movimientos en el aire. Y así será por unas cuantas semanas más; gracias al Covid-19 y a todo lo que él acarrea para la humanidad entera.


[1] International  Air Transport  Association (IATA) reúne a más de 290 líneas aéreas que representan el 82% del tráfico aéreo global.
[2] https://www.iata.org/  Consultado el 02/05/2020.
[3] BBC Mundo del 03/05/2020  www.bbc.com › mundo

[4] Tomado de https://elestimulo.com Consultado el 02/05/2020.







































































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