La encrucijada de las fuentes energéticas.
Las fuentes energéticas provenientes de los combustibles fósiles son el sustento de todos los sistemas económicos conocidos hasta ahora. No hay excepciones.
Los recursos provenientes de los hidrocarburos (petróleo y gas) y de la explotación del carbón, han dado sustento a un modo de producir y de consumir que desde la Revolución Industrial se ha impuesto por doquier hasta nuestros días.
Primero fue el carbón asociado a la máquina de vapor, luego los motores a combustión interna y, finalmente, el desarrollo tecnológico de finales del siglo XX que ha permitido, todavía de manera complementaria, progresos sustanciales de las energías verdes. La energía nuclear tiene décadas tratando de posicionarse en esa matriz energética pero ya sabemos que Three Mille Island (1979), Chernobil (1986) y Fukushima (2011) terminaron convirtiéndose en un verdadero estorbo para su crecimiento y expansión[1].
El punto es que la propia dinámica del consumo energético internacional ha llevado a una seria disyuntiva: el progresivo agotamiento de las fuentes tradicionales de hidrocarburos como consecuencia del alza sostenida de la demanda de energía, por una parte, y, paralelamente, el mejoramiento sostenido de los standard de vida y de consumo de la población que presiona por una disponibilidad creciente de recursos energéticos.
Para superar este problemático dilema tienen que tomarse importantes decisiones que permitan revertir esas tendencias, y encontrar opciones válidas para los tiempos por venir.
La demanda mundial de energía no renovable sigue, de lejos, representando el agente fundamental que impulsa las economías del mundo entero, con una participación cercana al 80% del consumo. Según la Agencia Internacional de la Energía[2], en 2018 se verificó un incremento de alrededor del 1,6% de la demanda, principalmente por el aumento del sector transporte y el petróleo utilizado como materia prima en la industria Petroquímica.
Ello revela, asimismo, que las estrategias gubernamentales no surten el efecto esperado, y que los acuerdos internacionales tardan demasiado en cumplir con los plazos acordados y así poder avanzar en la construcción de un modo de vida sustentable para todos[3].
Para citar un ejemplo, en el World Energy Outlook, WEO 2019[4] se pone en evidencia los efectos negativos que los gases de efecto invernadero siguen ocasionando en el medioambiente; todo lo cual revela el escaso compromiso en alcanzar los objetivos negociados y acordados. La divulgada estrategia de una “energía para todos”, se ha quedado en meras formulaciones de retórica política, pues para sólo mencionar una cifra pertinente, más de 850 millones de personas en la actualidad no tienen acceso ni siquiera a la energía eléctrica.
No obstante, las energías verdes (Eólica, Solar Fotovoltaica y Termosolar, Hidráulica y Biomasa), avanzan.
En 2019, las energías renovables, registraron un crecimiento de 2,6 por encima de las energías fósiles. De acuerdo a la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA)[5], ese mismo año la expansión de las energías verdes fue de un 7,6%, entre las que destaca el continente asiático con un aporte de 54%, y le siguen Europa y los Estados Unidos, quedando relegadas las otras regiones del planeta. Las renovables representaron el 70% de la expansión de la capacidad energética en términos generales, lo cual es un importante indicador que nos coloca en la adecuada dirección del desarrollo sostenible y una vía favorable para enfrentar las múltiples consecuencias del cambio climático.
De las fuentes energéticas que más evolucionan están la energía solar y la eólica con un aporte del 90%, representando casi la mitad de la capacidad renovable mundial. Los aportes de las demás energías resultaron inapreciables en cuanto a sus resultados interanuales se refiere.
Estimaciones relativas a las inversiones que se materializaron en esta última década revelan que se destinaron más de 3.000 millones de $ en energías verdes, aunque se requieren más del doble de ese monto para alcanzar una sensible mejoría en la lucha contra el cambio climático, mejorar las emisiones de gases de efecto invernadero y detener las nefastas consecuencias que impactan la naturaleza en su totalidad.
Resulta, igualmente, una tarea pendiente el control y cierre de las numerosas plantas de carbón y gas que todavía funcionan en numerosas regiones del mundo no desarrollado.
Subsisten, asimismo, otros temas de primera importancia en la Transición Energética [6], y que mencionamos de forma muy resumida.
La potencia eólica ya alcanza los 620 GW, aunque, conviene decirlo, todavía no ha sido posible resolver su carácter intermitente; lo cual termina por hacerla poco previsible.
En ese sentido es que se tienen cifradas expectativas en el fortalecimiento de la capacidad de almacenamiento a gran escala de la energía de origen eólico. Ello mejorará, probablemente, su competitividad con respecto a las energías tradicionales.
La energía solar fotovoltaica también trae un impulso significativo pues los datos revelan que ya se superaron los 400 GW de potencia instalada acumulada, lo cual ha venido acompañado de un descenso sustancial en sus costes [7].
El caso de la central eléctrica Gemasolar, en Andalucía, es suficientemente ilustrativo al respecto: la planta puede generar energía las 24 horas de los 7 días de la semana. Puede ello calificarse, según anota James Landale, como una electrificación de la energía [8].
Perduran, no obstante, importantes dificultades. Entre ellas podemos mencionar la cantidad de energía que proporcionalmente proviene de las fuentes renovables. El tamaño de las infraestructuras construidas es otro asunto que termina haciendo más lento el proceso de Transición Energética.
Vista desde una perspectiva económica, las inversiones en plantas e instalaciones exigen una planificación a largo plazo, e, igualmente, una activa participación de los gobiernos en alcanzar un mejor mix energético.
Sustituir la densidad energética propia de las energías no renovables por las energías verdes implica “sustituir fuentes de alta densidad de energía y de bajo coste (al menos hasta ahora) por otras de bajo densidad y precio elevado”[9].
Nadie sabe cuando durará la Transición Energética hacia el predominio de las energías limpias.
2025 ha sido fijado como el año en que la demanda mundial de petróleo decaerá y se promueva la diversificación productiva de sus economías.
Lo que está planteado es una verdadera democratización de la energía, pues los medios científicos disponibles permiten presagiar que los países dependientes de las fuentes tradicionales de energía podrán producir su propia energía e, incluso, exportar parte de su energía renovable a través de los interconectores[10].
Se trata, más que todo, de un considerable cambio geopolítico que se avecina.
[1] Veáse Ruiz, Diego Manuel. “Ciencia Nuclear, Energía, Radioactividad y Explosiones en la Era atómica”. Siglo XXI editores. 2016.
[3] Desde la década de los noventa han proliferado los acuerdos y convenios internacionales en materia energética. Desde el controvertido y poco ejecutado Tratado de Kioto (dic. 1997), la Conferencias, Cumbres y Sesiones Especiales han sido reiteradas y redundantes hasta llegar al renombrado Tratado de Paris en 2015, en el que alrededor de 195 países se comprometieron a combatir el cambio climático, y mejorar la cooperación para avanzar hacia políticas públicas más efectivas en materia ambiental.
[6] “El concepto de transición energética busca transformar el actual modelo energético, intensivo en el uso de energías basadas en combustibles fósiles y grandes infraestructuras basadas en grandes infraestructuras de generación, como son las centrales térmicas y nucleares, en un nuevo paradigma cuyos ejes son las energías renovables, la electrificación, la eficiencia energética y la generación distribuida”. Tomado de https://www.ecointeligencia.com/ Consultado el 12/06/2020.
[7] “El reto de la energía: la transición hacia un nuevo modelo energético” (18-04-2018). En https://www.bbvaopenmind.com/ Consultado el 11/06/2020.
[8] Landale, James. “Qué significará el fin de la dependencia del petróleo para la geopolítica”. https://www.bbc.com Consultado el 12/06/2020.
[9] Ibidem… https://www.bbvaopenmind.com
[10] Los interconectores son redes que se conectan entre diferentes países para transferir el flujo de energía.
Comentarios