Las “tierras raras”: una controversia mundial.
Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
El desarrollo tecnológico de nuestros tiempos depende de una serie de minerales que en el argot especializado se les suele llamar “tierras raras”[1], es decir, que no se encuentran en estado puro en la naturaleza, “sino que forman parte de óxidos o silicatos y muchas veces son impurezas. Algunos de estos elementos tienen unas propiedades electroquímicas y magnéticas que los hacen muy preciados” [2].
Pero son, al mismo tiempo, materiales indispensables para la fabricación de las baterías de los vehículos híbridos, así como también en la producción de los teléfonos móviles; su aplicación se extiende hasta la refinación de los hidrocarburos e, incluso, en las actividades relacionadas con la manufactura de productos y equipos militares; por no citar sino algunas de las más llamativas.
Es por esa singularidad que se les tiene como uno de los minerales más importantes para la tecnología y la economía del futuro.
Y por ello han pasado a ser una de las cuestiones estratégicas de mayor importancia en la dinámica y en la geopolítica del mundo global.
No es de extrañar pues que se hable de un conflicto internacional por las “tierras raras”, o, mejor aún, de una guerra por las “tierras raras”.
Varios factores nos conducen a visualizar así esta particular problemática.
Ante todo, conviene precisar, que China juega un papel predominante en la producción de estos minerales pues tiene las mayores reservas, tal como veremos más adelante, y “produjo el año pasado el 70,6 por ciento de total a nivel mundial de tierras raras”[3].
Esa posición de liderazgo se verifica por el hecho de que el mayor depósito del mundo se encuentra en Bayan Obo, al norte de China, y sale desde esas canteras más de la mitad de la producción mundial.
Pero no se trata únicamente de los yacimientos.
Desde 2012, China decidió colocar bajo control estatal la producción de “tierras raras” e inicia, de esta manera, un complicado proceso de carácter internacional pues ese monopolio del Estado crearía, como de hecho ha ocurrido, un conflicto de primera importancia con los países interesados en acceder a tan importante materia prima.
Un monopolio interno que afecta sustancialmente las transacciones e intereses de otros países.
También ha amenazado, desde junio de 2019, con imponer barreras a las exportaciones de sus “tierras raras”, todo lo cual provocaría serias consecuencias para los países consumidores, entre los que están Japón, la Unión Europea y los Estados Unidos.
Ya desde 2012, han sido interpuestas acciones por disputas comerciales contra el gigante asiático ante la Organización Mundial del Comercio, particularmente en cuanto al volframio (tungsteno) y el molibdeno.
Así las cosas, esto podría ocasionar que los precios externos de los minerales raros aumenten, pues el control de la producción por parte de China se elevaría hasta casi el 95% de la oferta disponible.
Todo lo cual vendría a constituir una ventaja evidente para los fabricantes de productos tecnológicos en la nación asiática, entre los que se encuentra la poderosa transnacional Huawei.
Ciertamente, en esta pugna internacional hay que tomar en cuenta que los Estados Unidos son uno de los principales importadores, a escala planetaria, de las “tierras raras”. Más del 80% de sus importaciones provienen de China, aunque la potencia del norte también importa “tierras raras” desde Estonia, Francia, Japón e incluso de Malasia.
Más aún.
Los Estados Unidos envían parte de su producción interna hasta China para su procesamiento, por lo que tiene que pagar, además, derechos arancelarios cercanos al 25%[4].
En cuanto al tema de las reservas de este tipo de minerales conviene precisar que, desde el punto de vista oficial, las mayores reservas de “tierras raras” medidas en toneladas métricas en 2018, las encabeza China con 44.000, le sigue Brasil con 22.000, Vietnam en tercer lugar con 22.000 también, según la misma fuente, Rusia tiene 12.000 y está en cuarto lugar, y la quinta posición la ocupa India con 6.900 toneladas. Los demás países están bastante lejos de las naciones más aventajadas, pues Australia se encuentra ubicada en la sexta posición con 3.300, Groenlandia séptima con sólo 1.500, Estados Unidos 1.400 toneladas y octava posición, Tanzania noveno con 890 y finaliza la clasificación Sudáfrica, con 790 toneladas [5].
Esto le otorga a China una posición de control e influencia sobre el mercado, y, consecuentemente, con respecto a las naciones que requieren de estos minerales para su desarrollo tecnológico e industrial.
De allí su importancia estratégica.
Asegurarse el aprovisionamiento a corto y mediano plazo de las “tierras raras”, es, desde luego, una de las preocupaciones fundamentales de líderes empresariales y gobiernos de importantes naciones occidentales.
A manera de ejemplo, Molycorp, empresa estadounidense del grupo Mountain Pass CA, anunció recientemente la compra de Neo Material Technologies para la fabricación de materiales especiales de “tierras raras” en unidades productivas con sede en China y Tailandia.
El congreso de los EEUU ha expresado, públicamente, su preocupación por la directa vinculación que ello conlleva con el sistema de defensa norteamericano. Como parte de estas acciones, el gobierno de D. Trump ha insistido en la necesidad de recuperar la mina de Mountain Pass CA, abandonada desde hace más de diez años, y que fue clausurada en aquel momento en razón de no poder competir con los chinos. La defensa de la nación, y su limitada competitividad en materia de “tierras raras“ se ubican entre las prioridades de la potencia norteamericana.
Falta ver si la posición privilegiada que tiene China sobre las “tierras raras” pueda llegar a convertirse en un chantaje real sobre las naciones que requieren de esa materia prima para su crecimiento y bienestar.
Y nadie se cruza de brazos.
En septiembre de 2020, La Unión Europea ha lanzado la Alianza Europea de las Materias Primas, con el fin de fortalecer el abastecimiento interno, diversificar el suministro externo y reducir su dependencia de las materias primas críticas.
Este plan de acción europeo aspira a obtener una mayor información de sus cuencas mineras, cartografiar el potencial de materias primas fundamentales, y desarrollar nuevas asociaciones estratégicas para asegurar los suministros que su mercado interno requiere.
Aparte de iniciativas como la de Molycorp de Mountain Pass CA ya mencionada, las del Congreso norteamericano sobre la Seguridad Nacional, o las sanciones del gobierno sobre Huawei, los Estados Unidos están en la Cuarta Fase de controles sobre los productos importados desde China, lo cual significa que podría imponérsele aranceles a los bienes provenientes desde la nación asiática por el orden de un 25%; pero, ha declarado la Representación Comercial de la Casa Blanca, los materiales de las “tierras raras” están excluidas de la lista.
Queda claro entonces que la guerra comercial entre China y los Estados tiene como trasfondo el uso y manejo de las “tierras raras” en las relaciones económicas entre ambos países.
También están, en esa disputa, los 27 estados de la Unión Europea, y el mismo Japón, aunque en menor grado, pues a principios de 2018 fueron encontrados importantes yacimientos de “tierras raras” en la nación nipona que podrían abastecer por muchos años su demanda interna.
La disputa por las “tierras raras” es un asunto capital.
Falta ver que se puede negociar, en los tiempos venideros, en el entramado de intereses en juego que caracterizan el escenario internacional.
¿J. Baiden tiene un plan para las “tierras raras”?
No lo sabemos, pero más le vale, pues China no se anda con juegos en materia de “tierras raras”, ya lo ha dicho, lo ha repetido: es su carta bajo la manga en la guerra comercial del siglo XXI.
[1] El término es usado para agrupar un total de 17 elementos químicos que van desde los 15 que usualmente se incluyen entre los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometío, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, y lutecio) hasta el escandio y el itrio. La denominación de “tierras raras” se debe, por una parte, a que es poco frecuente encontrarlas en estado puro, y que además, desde tiempos inmemoriales, la palabra tierra se le consideró sinónimo de óxidos.
[3] Tomado de https://www.elblogsalmon.com/economia/asi-lucha-tierras-raras-china-eeuu Consultado el 04/12/220.
[4] Tomado de “Guerra Comercial China vs EEUU: ¿pueden las tierras raras convertirse en la carta más valiosa de china?” https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48443287
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