Europa sin microchips.

 

 

 

  

                       Europa sin microchips.


                                                 

                                                  

                   

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                        Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón

 

 

En 2021 Europa atraviesa un grave problema: no hay microchips suficientes para la recuperación postpandemia.

Desde hace meses, la demanda de semiconductores se encuentra al borde de la parálisis porque no hay suficiente producción de este dispositivo estratégico para la economía mundial.

Los microchips son indispensables para un número importante de equipos, de instrumentos, de bienes y servicios que resultan esenciales para la economía y la sociedad en su conjunto. Computadoras, celulares, tabletas, aparatos tecnológicos, redes digitales, máquinas, electrodomésticos, vehículos y muchos artefactos más.

La problemática de la escasez de microchips tiene que ver, en primer lugar, con el incremento de las actividades digitales durante la crisis sanitaria que llevó a un aumento sustancial de la demanda de los productos electrónicos, a lo que ha venido a sumarse la recuperación de la economía en este año que transcurre y su consumo creciente.

En segundo lugar, los desarrollos tecnológicos en curso también se inscriben en el aumento de su uso por parte de los consumidores, como es el caso de la quinta generación de Redes Móviles 5G que se lleva a cabo a nivel mundial, y que supone alcanzar una mayor conectividad a Internet de los teléfonos inteligentes y otros  dispositivos conectados.

En tercer lugar, el consumo de ordenadores para el minado de criptodivisas, así como el alza en la adquisición de las tarjetas gráficas para ese mismo fin, son factores que vienen a agregarse a la demanda ascendente de los semiconductores.

En ese sentido bien vale preguntarse: A qué se debe la escasez de microchips que afecta a Europa occidental, pero que amenaza con afectar a gran parte de la economía global?

Diversos registros especializados dan cuenta de dificultades en el suministro de Silicio que entorpece los procesos productivos que llevan a cabo los fabricantes.

Pero más allá de los inconvenientes con esa materia prima está el principal problema que es el aumento intenso de la demanda de microchips, y la incapacidad efectiva de los proveedores de dar respuesta mediante una oferta a gran escala.  

La oferta de microchips es limitada, ciertamente restringida.

Tres países son los principales productores de semiconductores: Taiwán, Corea del Sur y Singapur.

Taiwan Semiconductor Manufacturing lidera ese mercado, con un valor superior de los 450.000 millones de $, el apoyo abierto del gobierno de Taiwan y unos costos de producción bastante más bajos que en la misma Europa.

Samsung y SK Hynix son los más importantes productores de microchips surcoreanos.

Y Global Foundries en Singapur encabezan la lista de los más eficientes productores.

Existen, desde luego, otras empresas importantes que fabrican semiconductores para la economía internacional.

La altamente competitiva International Business Machine (IBM), que recién acaba de anunciar la explotación del chip más pequeño del mundo, de apenas 2 nanómetros, en el corto plazo.

Un poco rezagadas, están las europeas NXP Semiconductors de origen Holandés, la francoitaliana ST Microelectronics y las alemanas Bosch e Infineon.

Como puede constatarse, se trata de un puñado de grandes empresas que tienen que adaptarse a las condiciones del mercado, y que dicho sea de paso, tienen que realizar cuantiosas inversiones que exigen un proceso lento de maduración y de rendimiento, y mano de obra altamente calificada.

Por todo ello es que la crisis de los semiconductores alcanza el corazón mismo del sistema económico globalizado.

Se estima que habrá un crecimiento superior a dos dígitos en la producción de microchips en lo que concierne al 2021, pero lo que es aún más relevante, es que con toda seguridad, los microchips formarán parte cada vez más intensa de los bienes y servicios presentes en los mercados de los próximos años

Por lo que habrá que resolver la crisis de los microchips en breve plazo.

Para dar un ejemplo de las implicaciones que ello representa, la industria del automóvil es suficientemente representativa en este sentido.

Los vehículos y camiones utilizan de manera generalizada cada vez más los semiconductores, en la medida en que se amplían los sistemas avanzados relacionados con la dirección de los automóviles, y otras funciones.

Quizás de mayor importancia en la industria automotriz es el desarrollo del vehículo eléctrico.

Y es bien sabido que estos fabricantes requieren de cantidades crecientes de chips para poder realizar una elaboración adecuada y adaptada a los patrones y expectativas de los consumidores del mundo industrializado.

Igual ocurre con los vehículos autónomos y con los llamados hibridos.

En cualquier caso, la crisis de los semiconductores actualmente en curso plantea problemas y dilemas de difícil solución.

Está claro que la electrónica de consumo tiene mayor atractivo  y preferencia por parte de los consumidores, por lo que es hacia los dispositivos de electrónica de alto consumo que se está dirigiendo gran parte de la producción de microchips, con las consecuencias que ello significa para actividades de tipo industrial como la automotriz, en la que por cierto está en juego un número significativo de puesto de trabajo y actividades conexas.

Así las, cosas, bien podría llegarse en los próximos meses al cierre de plantas de fabricación de automóviles o a la ralentización de las líneas de producción de vehículos en diferentes países.

La incertidumbre en el sector automotriz alcanza niveles bastante embarazosos.

Recientemente, la Asociación Europa de Proveedores Automovilísticos ( CIEPA) informó que las cadenas de suministro han visto retrasar la producción de más de 500.000 vehículos a escala global, y en el caso de España, la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) ha declarado que de las 17 plantas de automóviles existentes en el país, se dejaron de fabricar 231.679 vehículos hasta septiembre de este año.

La crisis de los semiconductores pica y se extiende, y según pronósticos conservadores todavía quedan al menos 18 meses sin microchips suficientes para satisfacer el mercado.

Ya veremos que otra sorpresa nos deja esta economía globalizada con pandemia de por medio en este problemático proceso camino a la recuperación.

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