El criptoinvierno de las criptomonedas.
Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
Así como pocos anticiparon la caída mundial de la cotizaciones de las criptomonedas, tampoco se sabe cuando va a durar esta coyuntura y cómo se saldrá de sus inesperadas viscisitudes. Al no haber regulaciones ni mecanismos monetarios de control sobre ese ecosistema, lo que prevalece son las conjeturas y suposiciones a menudo parcializadas.
A principios de 2022 Bitcoin, Ethereum Fan Token, Terra USD, Uniswap, Chianlink y otros criptoactivos mostraban un comportamiento positivo y los mass media a escala internacional divulgaban pronósticos altamente optimistas sobre su futuro inmediato.
Las empresas emergentes y las compañías especializadas en la comercialización de las criptomonedas se posicionaron fuertemente en los mercados monetarios/financieros, pasaron a hacer promesas descabelladas acerca del eventual aumento en sus cotizaciones, a incentivar las inversiones, a incitar al intercambio creciente de activos digitales y, por tanto, a atraer de manera ascendente el interés de los inversionistas, especuladores y ahorristas por el vaivén persistente de los precios de los ciptoactivos.
Teníamos así un negocio de miles de millones de dólares a escala planetaria, con características muy particulares pero que parecía ofrecer un crecimiento sostenido e incesante, sin fronteras ni tope para los años venideros.
Y pocas semanas después esa situación no solamente se altera sino que se inicia un proceso correctivo y de descenso que parece revelar una profunda crisis de un fenómeno particular del siglo XXI, el criptoinvierno de los criptoactivos.
El aumento de las tasas de interés para combatir la intensa inflación en las economías en el mundo entero ha venido, desde luego, a crear una coyuntura complicada en los mercados, y la posibilidad de que se siga utilizando a los tipos de interés para detener los fuertes movimientos de precios seguirá presente en los próximos meses, tal como lo han anunciado las autoridades monetarias de numerosos países.
Sin embargo, he aquí la primera sorpresa.
Uno de los reiterados argumentos de los promotores/impulsores de las criptomonedas es su carácter desregulado y descentralizado, lo cual permite ubicarlas, supuestamente, fuera del ámbito de los instrumentos tradicionales de las políticas monetarias de los gobiernos.
Ahora resulta que no es así, y que las criptomonedas son vulnerables al manejo de los instrumentos monetarios específicos.
Pero más allá del impacto del alza de los intereses, tenemos otras variables que explican la inestabilidad y caída de las criptoactivos.
La insostenibilidad de los precios en sus cotizaciones es una de ellas.
La corrida de los inversionistas ha revelado una fragilidad sorprendente en la estabilidad de ese mercado, lo cual se ha traducido en una deserción de tenedores de criptoactivos, y en una desconfianza generalizada en la gran mayoría de las criptomonedas.
Es cierto que han habido circunstancias anteriores en las que el descenso de los precios ha sido importante y hasta, pudiera decirse, sorpresivo, pero en esta disminución generalizada de las cotizaciones tenemos reacciones y comportamientos que son reveladores de mayores dificultades.
Para empresas como CB Insights, OpenSea o el mismo JPMorgan Chase, este descenso de precios no significa, ni de lejos, el colapso de sus negocios ni de sus operaciones, pero para los miles de ahorristas que decidieron incursionar en la compra/venta de criptoactivos sí representa un impacto devastador porque supone la pérdida de recursos o de préstamos que se esfuman, al menos en el corto plazo, en un santiamén.
Hay allí una de las facetas más inesperadas e intolerables de este tipo de actividad, como es su carácter altamente especulativo.
También han sido afectadas de manera sustancial las empresas comercializadoras.
En distintos sentidos.
Están, por una parte, las empresas como Terraform Labs, involucrada en operaciones en las que se promocionaba como una criptomoneda estable porque su valor se encontraba fijado, o anclado, al dólar. O su hermana, la criptomoneda Luna, que sufrió una caída vertiginosa en sus cotizaciones y arrastró a Terraform Labs en su deslizamiento provocando la ruina de todos aquellos que habían consentido en una supuesta estabilidad vinculada con el dólar.
Igualmente, vale mencionar, el caso de Celsius, que llegó al extremo de ofrecer un rendimiento de 18% a aquellos clientes que decidieran depositar sus criptmonedas en la empresa.
Celsius decidió congelar los retiros de ciptoactivos de su propia cartera, a principios de este mes de junio, en razón de las “condiciones extremas del mercado”.
Otros subsector de las comercializadoras de criptomonedas pero no menos importantes, son las casas de cambio dedicadas a las operaciones con criptomonedas.
En este caso destacan, por ejemplo, Coinbase[1], la mayor casa de criptoactivos en los Estados Unidos, y que ha experimentado pérdidas superiores al 37% de sus ventas con respecto al año anterior, y que en razón del descenso sostenido de su clientela ha tenido que disminuir su plantilla de personal en más de 1100 trabajadores.
Gemini[2] ha experimentado una situación similar en cuanto a reducción de su nómina de manera significativa para hacer frente a la difícil coyuntura actual.
BlockFi[3] se encuentra en igual situación que las anteriormente mencionadas, aunque alguna de ellas manifiestan opiniones optimistas en cuanto a su posible recuperación en el mediano plazo.
Quedan los mineros.
Como ocurre con otros sectores, la minería del Bitcoin ha tenido que recurrir a la venta de su producción en meses recientes, obligados por el alza en los servicios utilizados como la electricidad, y por la baja en las cotizaciones ya mencionadas.
Los mineros poseen, según estimaciones autorizadas, más de 800 mil bitcoins en términos generales, por lo que esas ventas que se han llevado a cabo en los meses recientes crean amplia expectativas que pudieran afectar aún más el mercado de los criptoactivos. Incluso se sostiene que esta crisis ha llevado a que los mineros se vean obligados a vender sus tarjetas gráficas[4].
En cualquier caso, las estimaciones indican que con esta crisis de las criptomonedas se han esfumado más de 2 billones de $, lo cual viene a reafirmar el ya consabido riesgo especial que las caracteriza y que las hace equipararse a un juego de azar.
En fin de cuentas, habrá que seguir de cerca lo que revela el comportamiento de los precios de las criptomonedas en los meses que siguen, analizar si el nivel de 20.000 $ para el Bitcoin es cuestión de semanas para que se recuperen los precios y los que arriesgaron sus fondos logren recobrarse, o si, finalmente, el co-fundador de Microsoft Bill Gates tiene razón en eso de que los activos digitales están “100 basadas en la teoría del tonto mayor”[5].
Comentarios