El Fondo Noruego también se las ve negras en la postpandemia.


                                    



            Prof. Dr. Carlos E. Daly Gimón



Bloomberg Línea (https://www.bloomberglinea.com/) asegura que las pérdidas del Fondo Soberano de Noruega se elevaron a unos $74.000 en el primer trimestre de 2022.

Por su parte, Expansión (expansion.com) confirma que en todo el primer semestre del año en curso esas pérdidas alcanzan la suma de $176.000 millones y se les considera el peor deterioro en términos financieros del más grande Fondo Petrolero a escala mundial. Al Fondo Noruego también se le suele denominar Fondo de Pensiones del gobierno noruego.

Las causas que afectan la rentabilidad del Fondo Noruego son de distinta índole, y pudiera afirmarse que se juntan para conformar una coyuntura bastante especial.

Ante todo está la situación de la pandemia que golpeó a gran parte de las naciones a partir de marzo de 2020, y que provocó en ciertos casos la reducción significativa de numerosas operaciones económicas, y en muchos casos la suspensión pura y simple de actividades productivas y comerciales a gran escala. A tal efecto, a 2022 se le consideraba el año de la recuperación y el restablecimiento del panorama provocado por la crisis sanitaria.

Ya iniciado el año, sobreviene la invasión de Ukrania por parte de Rusia, visualizada inicialmente como una operación militar de corto plazo, al menos para la Federación Rusa de V. Putin, pero el caso es que la estrategia militar no se materializa en los términos en que fue concebida y todavía a principios de septiembre Ukrania resiste a los embates del poder militar ruso y no es posible contemplar una solución a corto plazo del conflicto armado.

Probablemente por los dos factores ya mencionados, no solamente fueron revisados los objetivos de crecimiento económico definidos a finales del 2021, sino que, como era de esperarse, el gasto público exacerbado, los subsidios, la asistencia social e incentivos a la demanda condujeron a un desequilibrio en los precios, lo cual ha alimentado la inflación que pasó a elevarse a niveles poco conocidos al menos en las economías occidentales y los Estados Unidos, convirtiéndose en un asunto de alta prioridad para las políticas económicas en curso.

Como era de esperarse, los Bancos Centrales procedieron a elevar las tasas de interés para intentar controlar la inflación, lo cual contrajo las operaciones en los mercados bursátiles, afectando de esta manera a entidades como el Fondo Soberano de Noruega pues el grueso de sus inversiones y colocaciones se llevan a cabo en esos mercados. Todo ello hace que su rentabilidad decaiga sustancialmente, sin que quede claro hasta cuándo durará la contracción de las bolsas internacionales.

A lo cual viene a agregarse los efectos que tienen las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea a la Federación Rusa, en particular la respuesta de esta última potencia  con respecto a esas penalidades, impactando en igual sentido el Fondo Soberano de Noruega.  Específicamente, el Fondo Soberano de Noruega decidió congelar las participaciones rusas en su cartera de inversiones para, según sea la evolución del conflicto armado, posteriormente proceder a su liquidación.

En términos cuantitativos, esas inversiones representan la cantidad de 25.000 millones de coronas, lo que equivale a la cantidad de 2.800 millones de dólares aproximadamente.

El Fondo Soberano de Noruega dispone de una cartera de alrededor de 9.000 valores, y sus decisiones más recientes crean a expectativas y conjeturas acerca de las actuaciones internacionales del fondo.

Como es bien conocido, El Fondo Soberano de Noruega ha llevado a la práctica gestiones y actuaciones de marcado carácter ético y, también, acciones alejadas de la política y los enfrentamientos de carácter ideológico, por lo que el hecho de incorporarse a las sanciones económicas contra la Federación Rusa denota un cambio en las estrategias, al menos circunstancialmente, ante lo que se considera “un tipo de abuso que no puede ser aceptado”, por lo que su compromiso con occidente y los Estados Unidos viene a representar un comportamiento excepcional del poderoso fondo financiero.

Desde luego, la especial coyuntura a la que hemos aludido con anterioridad no significa, ni de lejos, que el Fondo Soberano Noruego esté en riesgo de solvencia o siquiera de estabilidad financiera a mediano y largo plazo.

Con activos superiores a los 1,3 billones de $, el Fondo Soberano Noruego cambia sus perspectivas tácticas en el manejo de su cartera, y si bien hasta hace muy poco sus colocaciones se centraban en los bonos de la zona euro, en el primer semestre del año se ha visto como disminuyen sus preferencias por los títulos públicos europeos, en particular los de Alemania, Francia, Italia y España, y se da un aumento por encima del 10% de las inversiones en bonos del Tesoro Norteamericano.

Está claro que el cambio en esas posiciones puede ser por alza o baja en el valor de esos títulos, o a variaciones del tipo de cambio, pero lo que si resulta claro es que los escenarios actuales se caracterizan por una mayor incertidumbre y un riesgo más elevado en la nueva normalidad presente en los mercados.

Un ejemplo de ello son los bajos rendimientos de las acciones tecnológicas, las que, en lo que va del año, han arrojado pérdidas cercanas al 28%, fruto de las variaciones de las tasas de interés que hemos comentado con anterioridad.

El Fondo Soberano de Noruega, por el contrario, obtuvo ganancias en las operaciones de inmuebles e incluso en petróleo y gas, dónde los precios han estado a niveles significativamente altos hasta hace semanas, incluyendo en hecho de que Noruega es un importante exportador de gas.

Más allá de las pérdidas por la suspensión de las operaciones en el mercado accionario de la Federación Rusa, nadie sabe cuándo se logrará estabilizar los niveles de inflación en las economías occidentales, ni tampoco la duración de la permanencia de las tropas rusas en territorio de Ukrania.

Son dos factores decisivos en la contextualidad presente y que vienen agregarse a esa especial coyuntura mencionada con anterioridad.

La rentabilidad del Fondo Soberano Noruego no es una absoluta prioridad en su manejo y estrategia porque, en escenarios a mediano plazo, la recuperación de sus valores es una evidente posibilidad en su cartera de inversiones

Eso ha quedado demostrado.

Lo que sí es difícil de predecir es de qué manera se reconstruirá el tejido de las relaciones económicas internacionales en el cual están inmersas las economías de occidente y los Estados Unidos, porque por el camino que van las cosas en el centro de europa existe en este momento, inclusive, el riesgo de una conflagración nuclear.

Y el Fondo Soberano de Noruega también juega en ese entorno.

 

 



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