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El crecimiento mundial de los próximos años según la OCDE.





            Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón


El futuro de la economía mundial es intermedio (razonable) según la OCDE, ni muy bueno ni tampoco pesimista. 

Ello, sujeto, al comportamiento específico de ciertas regiones, y también a lo que ocurra, desde el punto de vista económico, en determinados países.

Los datos del PIB para todo el planeta, en conjunto, arrojan un comportamiento acorde con lo estimado desde 2023. En 2024, el crecimiento mundial se ubicará alrededor del 2.9%, y el año siguiente mejorará hasta alcanzar el 3.0% como promedio internacional. Es un incremento moderado pero positivo con respecto al año anterior, lo que indica que las principales variables macroeconómicas responden adecuadamente a las decisiones en materia de política económica. Ciertamente, ello no significa que haya un reparto equitativo de la riqueza generada, sin embargo, así vistas las cosas, sólo supone que habrá una mayor disponibilidad de bienes y servicios en general.

Tres países destacan en la comunidad de naciones. INDIA tomará la delantera como el país de mayor crecimiento en 2024 y 2025. El gigante asiático pasa a encabezar el crecimiento con una significativa tasa del PIB real de alrededor del 6.2% en 2024 e incrementa esa tasa hasta el 6.5%, según la OCDE. Como se ve, INDIA va camino a convertirse en una de las economías de mayor empuje económico en el concierto de países con mayor prosperidad.

INDONESIA ocupa la segunda posición según la OCDE, con una expansión de 5.1% en 2024 y 5.2% el año siguiente.

Es el segundo país asiático en mostrar resultados positivos en materia de crecimiento, y que a pesar de no tener las mismas dimensiones de otras economías, su dinamismo macroeconómico es digno de resaltar, así como sus potencialidades productivas.

El tercer país en importancia en cuanto al PIB en términos reales se refiere, es CHINA.  Aún cuando la mayor economía asiática ha venido disminuyendo su capacidad económica desde la pandemia del COVID-19, según las proyecciones estimadas por la OCDE, CHINA crecerá de manera significativa con un 4.7% en 2024, y a pesar de que ocurrirá una reducción relativa para el 2025, ello representará una valoración del 4.2%.

Así las cosas, está claro que ASIA será la región de mayor crecimiento en los próximos años, y que su expansión de 2022 y 2023 se sostendrá en el corto plazo. Y comparado con el crecimiento de la Zona Euro 17, la distancia es aún mayor.

También vale resaltar que las proyecciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y Social (OCDE) precisan que el llamado G-20 tendrá un comportamiento muy positivo, con un PIB que aumentará en un 2.9% en 2024 y 3.0% en 2025. La gran mayoría de las naciones se ubican por debajo de esa referencia, lo cual indica que tendrán un desarrollo limitado, y en el caso de los países no desarrollados ello representará un resultado contrario a las expectativas que exigen su situación económica actual.

Vale resaltar que la OCDE atribuye una situación negativa en términos de PIB a Argentina, que mostrará una caída en 2.3% en el PIB para 2024, y en el 2025 tendrá una evidente recuperación de su proceso económico con un 2.6% de crecimiento económico.

Se esperan resultados positivos en materia inflacionaria, contrariamente al comportamiento registrado en los dos últimos años, cuando la mayoría de las economías han tenido que enfrentar procesos inflacionarios sostenidos, lo cual ha redundado en dificultades en el poder adquisitivo de la población y en su nivel de vida.

Para muestra tenemos que la OCDE estima que la inflación del G-20 deberá ceder, y pasará de un 6.6% en 2024 a 3.8% en 2025.

 Tendrán que seguir aplicando los Bancos Centrales medidas de política monetaria de carácter restrictivo para que esos resultados se puedan alcanzar. Asimismo, el descenso de la inflación en los próximos meses abrirá la posibilidad de una significativa reducción en las tasas de interés, y, por esa vía, mejorar los mecanismos de financiamiento y del consumo interno.

Queda por agregar, que las proyecciones de la OCDE están sujetas a una serie de factores de orden geopolítico, que, como bien se sabe, están jugando una importancia fundamental en el desenvolvimiento actual y fututo de los escenarios internacional.

La guerra Rusia-Ukrania, la invasión de la Franja de Gaza por parte de Israel, los graves amenazas al trasporte marítimo internacional en el mar rojo, los diferentes conflictos en el medio oriente y las demás tensiones en el ámbito internacional son elementos de incertidumbre que pueden llegar a poner en duda las estimaciones a las cuales nos hemos referido, ello sin contar con las complicaciones derivadas de los procesos migratorios desde diversas regiones del mundo, a la eventualidad de un cambio en la esfera política por parte de gobernantes de ideología extremista, que pudiera alterar el curso de los escenarios que han de desarrollarse. No existen, también hay que decirlo, condiciones propicias que aseguren la paz y la negociación en el ámbito de las relaciones económicas internacionales. Quedará por ver si la OCDE acertó en esta difícil contextualidad en la que se vive este siglo XXI.




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