Demografía global

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                      Demografía Global





            Prof. Dr. Carlos E. Daly Gimón



En lo que va del siglo XXI los cambios demográficos son cada vez más frecuentes, alcanzan a la mayoría de las naciones y afectarán no sólo el comportamiento de las familias y los ciudadanos sino que obligarán a los gobiernos a revisar sus políticas y estrategias ante las variaciones que cada día son más evidentes.

 El número de habitantes actual se eleva a 8.280.891.362 personas, distribuidos de la siguiente manera: 4.141.838.784, 50,5%, son varones  y 4.067.052.668, 49.5%, son mujeres.

Es decir, la población mundial continúa creciendo a escala planetaria, pero, desde luego, no es un patrón de crecimiento generalizado y repartido de manera semejante en todos los países.

Comenzamos por resaltar que el número de nacimientos cada año se eleva a 98.912.520 y el de muertes alcanza 38.070.925, por lo que el crecimiento poblacional en este año se ubica en 60.841.800.

Así las cosas, nada de qué preocuparnos, pero si precisamos más los datos podemos darnos cuenta de que el comportamiento de las variables demográficas muestran tendencias que anticipan dificultades poblacionales relevantes.

La tasa de crecimiento es una de ellas.

Tomando como referencia 1960, tenemos que para ese año la tasa de crecimiento de la población era de 1.88%, pero ya para 1980 esa magnitud había mostrado un descenso significativo, ubicándose en 1.76%.

A lo largo de veinte años la población disminuyó en casi diez décimas, lo cual es suficientemente revelador en un período de veinte años. En las mediciones del año 2.000 ya nos encontramos con apenas un crecimiento poblacional de 1.31%, en el 2020 siguió descendiendo, y alcanzó 1.06%, afectada ese y los años siguientes por la pandemia que sacudió al mundo entero pues este año se estima que esa magnitud se elevará al 1.25% anual, la cual viene a ser una cifra cercana a la que se tenía justo antes del 2020.

Son variados los factores que han provocado el descenso sostenido en la tasa de crecimiento de la población global.

Comenzamos por la caída de la tasa de fecundidad. Según la investigación de la OCDE que lleva por título: "Panorama de la Sociedad en 2024.Los Indicadores Sociales de la OCDE", entre 1960 y 2022 la caída de la fecundidad descendió en prácticamente la mitad, cuando se observa que se pasa de 3.3 niños por cada mujer  a 1.5 en ese período, lo cual pone en entredicho el umbral de renovación de la sociedad misma, pues para ello se requiere, al menos, 2.1 niños por cada mujer.

No hay lugar a dudas de que esta baja en la fecundidad tendrá amplias repercusiones  en el crecimiento económico y en la prosperidad de las naciones en general.

Entre las causas que han provocado la disminución de la fecundidad, la OCDE identifica, primero, el hecho de que las mujeres tienen niños cada vez más tardíamente o han optado por no tenerlos. Segundo, los jóvenes se encuentran a una serie de dificultades socio-económicas que los conducen a postergar o a suspender las posibilidades de desarrollar una familia propia. Tercero, señala la OCDE, esta tendencia se puede revertir en la medida en que las mujeres puedan lograr que el trabajo y la familia puedan ir de la mano en su desenvolvimiento social.

Los datos de 2022 sobre la fecundidad a escala internacional nos indican que hay sólo 1.5 niños por cada mujer en promedio. Resalta el organismo de cooperación que hay países en los cuales ese indicador es aún más bajo, como ocurre en España y también en Italia, dónde se identifica un 1.2 niños por cada mujer, y en el país peor ubicado en este ranking de la fecundidad que es Corea del Sur, con un 0.7% niños por cada mujer.

En este sentido vale resaltar, por el lado de las féminas, que se retarda cada vez más la gestación en la mujer, pues en el año 2.000 la mujer concebía a los 28.5 años de edad, mientras que en 2022 se ha bajado a los 30.9 años de edad y esta tendencia apareciera reafirmarse en los países más avanzados. Incluso en España e Italia, según las investigaciones de la OCDE, una mujer sobre cuatro de las nacidas en 1975, nunca ha procreado. Un comportamiento aún más radical se observa en las mujeres japonesas.

Frente a esta perspectiva, las acciones de los poderes públicos son limitadas, porque cualquier programa que pretenda incentivar la natalidad tiene que hacer frente a una eventual ingerencia del gobierno en la vida familiar.

No obstante, los programas que ayuden a abaratar los costos de las viviendas en alquiler son considerados convenientes para la estabilidad familiar, así como la implementación de normas que contribuyan a que se dé una distribución equitativa de las responsabilidades profesionales  y familiares en el seno del núcleo familiar. Las ayudas financieras son útiles y tienen un impacto directo en este sentido.

Más allá de las políticas gubernamentales, queda claro que el descenso de la fecundidad a gran escala se traducirá, en los próximos años, en una reducción en los volúmenes poblacionales, e, igualmente, en un proceso de envejecimiento sostenido de la población, que dependerá, desde luego, de las características propias de cada nación.

Se estima, según los investigadores de la Universidad de Washington, Instituto de Métricas  y Evaluaciones de Salud(IHME), que el punto más alto del número de personas será en 2064, con 9.700 millones de personas, y que a finales de este siglo esa magnitud será de alrededor de los 8.800 millones de personas.

Es decir, ocurrirá un declive natural de la población en los años por venir.

Habrá países que como Japón, por ejemplo, pasarán de 128 millones de personas en la actualidad a 53 millones para fin de siglo. Hay numerosos países que verán reducidos su población a la mitad. Vale en este sentido, resaltar el caso de China, el país que actualmente tiene la mayor cantidad de personas con 1.470.947.742, vea reducirse su población a 732 millones de personas en 2100.

Estas predicciones plantean la búsqueda de soluciones por diversas vías, pero, entre las diversas alternativas que se manejan, la migración de personas desde regiones en las que el crecimiento poblacional es significativo, como es el caso de Africa o América Latina, surge como una solución a las necesidades poblaciones que sacudirán a los países más avanzados en los años por venir.


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