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LA DEUDA PUBLICA MUNDIAL EN ALZA.
Prof. Dr. Carlos E. Daly
A primera vista, no resulta ninguna novedad que los gobiernos del mundo entero vean aumentar sus niveles de endeudamiento, pues es bien sabido que es una práctica generalizada recurrir al financiamiento internacional para equilibrar las cuentas fiscales, desarrollar proyectos o impulsar las infraestructuras locales.
No obstante, el endeudamiento externo es un compromiso que crea obligaciones económicas significativas que no pueden dejarse al libre albedrío pues terminan reviertiéndose contra los países acreedores, afectando su dinámica macroeconómica y, en particular su crecimiento productivo.
Según los datos más recientes de la UNCTAD (08/06/2024), en 2023 la deuda pública mundial se elevó a 97 billones de $, lo cual viene a convertirse en un récord histórico internacional. Bloomberg Línea por su parte señala en su versión on line del 17/10/2024, que las estimaciones del FMI revelan como muy probable que la deuda pública mundial alcance el 93% del PIB mundial, y que se acerque al 100% en 2030.
Este indicador resulta aún más significativo si, siguiendo las observaciones del FMI, nos percatamos que esto supone 10 puntos porcentuales del PIB más que los que se registraron en 2019, casi un año antes del inicio de la pandemia del Covid-19. En 2010, la deuda externa mundial rondaba los 50 billones de $, y su incremento ha sido firme y sostenido a lo largo de la última década.
Ciertamente, no es posible afirmar que ello haya sido un fenómeno homogéneo en la economía global, pues Estados Unidos y China marchan a la cabeza del ranking de las naciones más endeudadas.
Según los datos del Tesoro de los Estados Unidos, la deuda alcanzó la cantidad 34.5 billones de $ para el año que está por finalizar, todo ello ocasionado por el aumento sostenido del gasto público, la disminución de los ingresos fiscales, y los recortes de impuestos que se han aplicado durante la administración Biden. Conviene aclarar que este aumento en la deuda pública norteamericana tiene cierta lógica en sus estrategias fiscales, pero que en términos de endeudamiento existe un techo de deuda fijado por el congreso, que es el límite fijado para pagar las letras vencidas y futuras inversiones.
Por su parte, el endeudamiento de China, según El Economista.es, alcanzó en 2024 el 300% del PIB, lo que también representa un récord histórico para la potencia asiática, ello sin contar las deudas ocultas de administraciones regionales y ayuntamientos, que crean mayor complejidad a la hora de su gestión fiscal y bursátil.
En la clasificación de países endeudados le siguen, India, Brasil, Rusia, México y así sucesivamente.
Desde esta perspectiva, el endeudamiento mundial creciente acarrea una serie de consecuencias entre las que cabe destacar, los desajustes en los mercados de valores, limites en la gestión presupuestaria de corto plazo y sus efectos inflacionarios.
Tenemos entonces que las naciones de mayor endeudamiento se ven obligadas a emprender programas de ajuste que implican una reducción importante del gasto, lo cual afectará la capacidad de crecimiento económico, y exigirá una mayor disciplina fiscal que, en determinadas coyunturas, terminará creando consecuencias sobre la calidad de vida de los sectores más vulnerables, y también, en la estabilidad social de las naciones que lo aplican.
Por la vía de los ingresos, la aplicación de los impuestos representa una posibilidad real de aumentar los ingresos, pero los instrumentos impositivos son impopulares e impactan directamente el poder adquisitivo de la población y suscita descontento sobre amplios sectores sociales.
Desde luego, y con la vista puesta en los efectos que acabamos de mencionar, queda la posibilidad de reestructurar la deuda pública externa, es decir, proceder a una renegociación de los términos contractuales, para darse un mayor respiro en cuanto al pago de los intereses y los plazos acordados con los acreedores.
Estas alternativas para enfrentar los problemas de endeudamiento externo representan un proceso bastante más complejo, que requiere de arduas negociaciones entre los bancos acreedores y los técnicos gubernamentales, y que generan, en algunos casos, dificultades en la coordinación y, en algunos casos, una pérdida de reputación en los escenarios financieros.
La profundidad de esta reestructuración de la deuda dependerá de una serie de circunstancias, incluyendo la ampliación de los lapsos de vencimiento y una reducción en los intereses.
Quizá los países de menor desarrollo relativo sean los que tienen las mayores dificultades para superar los altos niveles de endeudamientos y sus consecuencias. Sus necesidades de financiamiento externo, los efectos fiscales del endeudamiento y el hecho de que ello limita su capacidad de iniciar reformas económicas, se convierten en obstáculos significativos que tienen que superarse para abrir las puertas hacia un crecimiento más sostenido, y un clima más propicio para las inversiones. Endeudarse en los escenarios internacionales sólo en viable con un crecimiento incesante y diversificado.
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