La II guerra de D. Trump con China: comercio o tecnología?

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"La II Guerra de D. Trump con China: comercio o tecnología".




Prof. Dr. Carlos E. Daly 



En el primer gobierno de D. Trump 2017-2021, se dio lo que podemos considerar el primer enfrentamiento de carácter global entre dos potencias mundiales, a partir de marzo de 2018, y cuya mayor manifestación pudo observarse en el plano de las relaciones comerciales.

Específicamente, con la imposición de aranceles a distintos países incluyendo China, se inicia un conflicto que se tradujo en un enfrentamiento recíproco que hizo tambalear los flujos comerciales internacionales, y reactivó los temores de que se  volviera a prácticas de vieja data como las políticas económicas de carácter proteccionista.

El principal argumento de la administración de Trump consistió en que la supuesta transferencia de tecnología por parte de China estuviere obstaculizada por empresas asociadas o conjuntas, la violación de patentes, el espionaje industrial y el uso de los subsidios para favorecer la competitividad empresarial de la potencia asiática en los mercados internacionales. Esto se tradujo en una serie de consecuencias directas sobre el crecimiento productivo de los Estados Unidos.

Se inicia así la imposición de aranceles entre el 10% y el 25% sobre productos chinos, por un valor cercano a los 250.000 millones de $. Por su parte, China respondió a las medidas arancelarias con iguales acciones comerciales, fijando aranceles entre 5 y 10% sobre una amplia variedad de productos de origen norteamericano, por un monto de 110.000 millones de $, aproximadamente.

Consecuentemente, tanto las importaciones como las exportaciones de ambas economías se ven perjudicadas, arrojando, según datos de la Oficina del Censo estadounidense, un balance deficitario de alrededor de 382.000 millones de $ para ese país.

Así las cosas, el enrarecimiento de los intereses de distinta índole hizo pensar que la llamada Guerra Comercial podía agravarse, y provocar consecuencias de mayor envergadura. No obstante, en 2019, en el marco de la reunión del G-20 en Buenos Aires, D. Trump y  Xi Jinpin prefirieron  darse un respiro en sus estrategias internacionales y optaron por una suspensión temporal de las medidas arancelarias aplicadas y, de esta manera, abrir un compás de negociación sobre tan delicada materia.

En este mes de enero de 2025, con la reciente reelección de D. Trump a la Casa Blanca, muchos estimaban que la II Guerra Comercial con China estaba por comenzar, pues ya se había adelantado que se utilizarían los aranceles como medio de sanción contra países que se interpusieran contra las estrategias  expansionistas del gobierno norteamericano que apenas comienza. 

En un artículo de A. Swanson en el New York Times en español de fecha 22/01/2025, se revela que no solamente se trata de reactivar las acciones de política internacional contra China, sino que esta vez está planteado por parte de D. Trump, imponer medidas de la misma naturaleza contra dos socios comerciales fundamentales de los Estados Unidos como son Canadá y México. Estos tres países son naciones de primera importancia para la inserción de los Estados Unidos en la economía global. Según Swanson, " los tres países juntos compraron  más de 1 billón de dólares de exportaciones estadounidenses y proporcionaron casi 1,5 billones de dólares en bienes y servicios a Estados Unidos en 2023".

Estos datos, de por sí, abren muchas conjeturas acerca del impacto que podría tener a corto plazo en la economía norteamericana una nueva guerra comercial, afectando ampliamente su estructura productiva y sus relaciones internacionales con socios de primera línea.

Pero todo no queda allí.

También ha sido considerado, en altas esferas gubernamentales, la posibilidad de adoptar medidas hacia dichos países en el sector automotriz, acero y  aluminio.

Hasta ahora, nadie sabe a ciencia cierta, si estamos en presencia, de nuevo, de ese tremendismo que caracteriza a las declaraciones mediáticas de D. Trump, quién utiliza cada rueda de prensa para hacer pronunciamientos públicos como una manera de alertar a la opinión pública, pero que no se deben tomar al pie de la letra.

Ciertamente, que con su estilo tan particular de embestir contra quien se le atraviese, hay que estar pendiente. Hasta ahora, la reacciones de Canadá y México han sido tibias, indicando que tratan de evitar la imposición de aranceles haciendo sus tareas en cuanto a la inmigración y tráfico de drogas se refiere. No obstante, sobre todo México ha declarado no estar dispuesto a dar su brazo a torcer en temas tan delicados como los millones de sus conciudadanos que pueden ser deportados en plazos relativamente breve. China, por su parte, ha dado a entender que está considerando opciones ante la posibilidad del uso de los aranceles en materia comercial,  o, como lo afirmó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, " siempre creemos que no hay vencedores en una guerra arancelaria o comercial".

En fin de cuentas, está claro que la II Guerra Comercial de D. Trump da sus primeros pasos, y que, justamente, no sabemos hasta dónde pueda llegar, pues bastantes guerras hay en este 2025 para iniciar un conflicto económico que agrave aún más el difícil equilibrio que se vive en plena postpandemia.




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