Temas de Actualidad. "Criptomonedas a nivel presidencial".
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Prof. Dr. Carlos E. Daly Gimón
Uno se pregunta que hace una criptomoneda en la gestión de un presidente de la república? Más aún: ¿Como es posible que los intereses públicos estén solapados con los manejos de empresas financieras que compran y venden monedas digitales?
La respuesta a estas y otras cuestiones relacionadas con el mundo del dinero digital no son sencillas ni tampoco fáciles de digerir.
Así, a primera vista, pareciera que los límites entre lo público y lo privado han desaparecido, y, por tanto, que los jefes de gobierno pueden prestar su cargo, sus responsabilidades y obligaciones, y ponerlos al servicio de entidades que persiguen el lucro y el enriquecimiento propio.
Ya con eso tenemos un punto muy importante que interesa a la ciudadanía y a la sociedad en general, pero el asunto va más allá.
D. Trump, J. Milei y N. Bukele se han convertido en promotores del uso de las criptomonedas en sus respectivos países, han fomentado el uso y la inversión en dinero digital, y con ello han sobrepasado el límite de lo decente y, han prestado su cometido a intereses particulares, en algunos casos manifiestamente alejados del manejo transparente y diáfano de la función pública.
Comenzamos por el presidente norteamericano en ejercicio.
En septiembre de 2024, Trump lanzó World Liberty Financial (WLF), una plataforma de finanzas descentralizadas (DeFi), cuyo mensaje principal es: «Estamos liderando una revolución financiera al desmantelar el control de las instituciones financieras tradicionales y devolver el poder a donde pertenece: sus manos».
Según reseña el New York Times en su edición del 20/01/2025, justo antes de la toma de posesión de la presidencia, él primer mandatario anunció su nueva criptomoneda, $Trump, lo que llevó a convertirse al nuevo Token criptográfico en una de las mejores cotizadas en las operaciones con monedas digitales, abriendo así la posibilidad de obtener ganancias extraordinarias en la compraventa de estos activos digitales.
Se les ha llamado memecoins, y aunque no tienen un uso práctico o una tecnología robusta, es una criptomoneda de alta volatilidad por encontrarse ligados a una figura empresarial en un alto cargo político. De hecho, en los mercados de criptomonedas se suele recurrir a una elevación artificial del precio y luego ocurre una caída pronunciada, generando enormes ganancias para algunos y pérdidas sustanciales para otros. Todo ello en el marco de una valoración ética muy cuestionable, como ya ha sido señalado.
Más recientemente, en marzo del 2025, Trump firmó una orden ejecutiva para crear una reserva estratégica de criptomonedas que incluya al bitcoin, para lo cual se utilizarán fondos federales, pero hasta ahora no se tiene claro cómo funcionará dicha reserva ni que beneficios traerá al ciudadano de a pie.
N. Bukele fue más allá, y designó a El Salvador en 2021, como el primer país en legalizar el Bitcoin como moneda de uso corriente, llevando este criptoactivo a una situación muy particular pues es bien sabido de las restricciones que existen en la producción del bitcoin y de otras criptomonedas en general.
No obstante, el Bitcoin tuvo poco uso en el seno de la población, al punto de que 8 de 10 salvadoreños no utilizan esta criptomoneda, contrariamente a lo que el presidente salvadoreño aspiraba. Pero a pesar del fracaso, el bitcoin se utilizó en las transacciones relativas a las remesas desde el exterior mediante las billeteras electrónicas, y, también, el gobierno compró más de 400 millones de $ en bitcoins para incorporarlos a las reservas internacionales del país.
En febrero de este 2025, Bukele dio marcha atrás en sus políticas de corte más bien excéntrico, y por presiones del FMI se procedió a reformar la ley del Bitcoin, en la que se obligaba a su uso obligatorio como medio de pago, así como a restringir su uso parte del Estado.
Un tercer presidente involucrado en promover criptomonedas es el caso de J. Milei en Argentina, que si bien no ha ido tan lejos como D. Trump o N. Bukele, ha incurrido en declaraciones rimbombantes acerca de la importancia de las criptomonedas en la economía globalizada, e, inclusive, ha cometido imprudencias como la de recomendar a una criptomoneda en particular que le ha traído dolores de cabeza y problemas legales significativos.
Mediante la publicación de un mensaje aconsejando la compra de LIBRA en la Red Social X, mensaje que después borró, J.Milei pareció momentáneamente olvidar que es el Presidente de la República Argentina, y que sus opiniones públicas en determinadas materias provocan consecuencias de cierta envergadura en los mercados, además de tener en consideración que él no puede convertirse en consejero, porque esto provoca consecuencias a inversionistas y empresarios que compran y venden monedas digitales. Este desliz presidencial provocó pérdidas significativas a quienes creyeron en la opinión presidencial para que adquirieran LIBRA y procedieron a comprar esta criptodivisa, más allá de un conocimiento técnico y pormenorizado de este tipo transacción altamente especulativa. Asimismo, se ventiló la posibilidad de que existiera un fraude, y que el primer magistrado de la nación se hubiere extralimitado en sus funciones.
A este respecto, BBCMUNDO, en su edición del del 20 de febrero de 2025 publicó: "En el caso de lo sucedido en Argentina con $LIBRA, cuyos impulsores aseguran que se trata de un negocio legítimo, el respaldo del presidente, quien cuenta con 3,8 millones de seguidores solo en la red social X, fue suficiente para llamar la atención.Y quienes invirtieron probablemente tenían en mente lo que pasó en enero con la criptomoneda TRUMP, que en pocas horas subió como un cohete tras un mensaje en redes del presidente de Estados Unidos".
Como queda claro, hay dos aspectos relevantes que hay que tomar en cuenta. El primero es que el mundo de las criptomonedas está muy poco regulado, no existen controles suficientes y es frecuente encontrarse con operaciones fraudulentas en páginas web que negocian este tipo de criptoactivo, eso sin hablar de los robos de monedas digitales por parte de hackers y otros delitos relacionados con este tipo de mercado. El segundo, el aspecto ético que significa observar como un presidente de la república en ejercicio trasgrede las reglas morales y llega hasta el límite de la ilegalidad para sacar algún provecho particular directo o indirecto de las operaciones con las criptomonedas. O me van a decir que D. Trump no se beneficia de su Totem recien creado, o que Bukele no se aprovechó de la subida del precio de los Bitcoins sin mover un dedo, o que Milei fue demasiado ingenuo al recomendar a LIBRA?
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