Nadie sabe que pasará con los precios del petróleo en 2025.

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"Nadie sabe qué pasará con los precios del petróleo en 2025".


        Prof. Dr. Carlos E. Daly


Los pronósticos son una técnica que se sirve de los escenarios para predecir posibles salidas, comportamientos que pueden producirse en los mercados, en las decisiones empresariales o en el marco de situaciones complejas. Es, si se quiere, una manera de reducir, de minimizar, los riesgos.
En materia petrolera, los precios es uno de los factores más complejos de predecir en estos tiempos de inestabilidad y de incertidumbre, más aún cuando los factores que intervienen en su formación tienen un comportamiento volátil e incierto.
Según los datos disponibles, se estima un precio promedio anual para 2025 de alrededor de 73 $ por barril, si se cumplen las variables que se consideran van a producir ese resultado. 
Ante todo, si la demanda  mundial de petróleo no tiene sacudidas significativas a lo largo del año, lo cual significa que si las proyecciones del crecimiento económico de las economías más influyentes se cumplen y, por ejemplo, los Estados Unidos crece, en promedio, 2,0%, China un poco más allá del 4% y la UE en 1,0%, aproximadamente. Esto quiere decir que, probablemente, en 2025 tendremos un crecimiento económico moderado, en consonancia con lo ocurrido en 2024.
Ello no significa que sea el crecimiento más conveniente de esas economías, sólo quiere decir que no hay razones para esperar una dinámica económica especialmente pujante para esas naciones este año.
El crecimiento mundial en su conjunto debería rondar el 3,3% tanto para el año en curso como para 2026, bastante por debajo del 3,7% considerado como la media histórica anual.
Queda claro entonces, si se da este crecimiento económico moderado, que no habrá una demanda muy intensa de petróleo y que, por ese lado, tendremos unos precios del petróleo sin alteraciones muy repentinas ni demasiado pronunciadas.
Pero por el lado de la oferta, el panorama no luce tan tranquilo.
Ante todo están pendientes las decisiones que se puedan adoptar por parte de los productores que forman parte de la OPEP, y en particular de la OPEP+.
Según Expansión, en marzo, los precios promedio del barril de petróleo crudo de la OPEP fue de 74$, frente a 76,81$ de febrero, lo cual indica un descenso de 3,66% con respecto al mes anterior. No obstante, pareciera reafirmarse una tendencia bajista pues si comparamos con respecto a 2024 tenemos un descenso de 12,04% de los precios del petróleo de los países OPEP.
Este descenso de los precios del petróleo crudo de la OPEP tiene que enmarcarse en el contexto de las recientes decisiones relativas a la producción de crudo, las medidas de política energética en cuanto a la Transición Energética y su impacto sobre los combustibles fósiles, y el entorno presente en la geopolítica mundial.
La OPEP+ en particular, según preciopetróleo.net, publicó hace unas pocas semanas un nuevo calendario para los recortes que servirán para compensar los excesos de petróleo en el mercado, en magnitudes mensuales de 189.000 a 435.000 bpd, y que se aplicarían a Irák, Rusia y Kazajistán. Cómo es posible observar, desde la OPEP+ los precios deberían bajar, siempre con el tema del incumplimiento de las cuotas que caracteriza a algunos de los países miembros del cartel petrolero.
Desde el lado de la oferta, así queda evidenciado, los precios se observan en una perspectiva muy diferente a lo dicho con respecto al lento crecimiento económico mundial.
Está claro que junto al tema de los precios, los países de la OPEP tienen que lidiar con las políticas energéticas comprendidas dentro de la Transición Energética que suponen una sustitución progresiva de los combustibles fósiles tradicionales, y el fortalecimiento de las energías limpias.
En 2025, la promesa de reemplazar a los combustibles fósiles pareciera no materializarse a corto plazo, por lo que si se toma en consideración la complejidad de esta sustitución, estamos hablando de una estrategia energética que sólo tendrá efectos significativos a mediano y largo plazo.
Pero más allá de las determinaciones de la OPEP+ en el corto plazo, y a su necesidad de controlar su producción para evitar una caída de los precios, la guerra Rusia-Ucrania tiene un impacto de envergadura que puede disparar los precios del petróleo en cualquier momento.
LA Eurozona se encuentra en una coyuntura muy complicada en materia energética, pues está claro que las sanciones impuestas a Rusia por su invasión a Ucrania le ha ocasionado una serie de consecuencias en cuanto a la demanda de gas, y, a la vez, ello se ha traducido en un aumento de los precios de esta fuente energética fundamental para el sustento de los procesos económico de las principales naciones europeas. Ello ha impactado, igualmente, la inflación y la gestión del consumo de la electricidad, entre otros.
También hay que tomar en cuenta que las importantes decisiones en materia arancelaria que ha tomado D. Trump desde su llegada al poder en enero de este año, han creado un escenario volátil e impredecible que impacta los mercados energéticos y, en particular, los precios de los hidrocarburos.
Las políticas comerciales en curso no se refieren únicamente a las decisiones del gobierno de los Estados Unidos, sino, también, a las respuestas de los diferentes gobiernos que, a primera vista, se parecen más a retaliaciones ante la embestida de los Estados Unidos y que han abierto la posibilidad de que se utilicen los diferentes instrumentos de política comercial, medidas de carácter diplomático y de corte estrictamente económico para manejar los complejos escenarios que se avecinan en este 2025. Los precios del petróleo sufrirán las consecuencias de estos eventos, en medio de unos escenarios difíciles de predecir, y, sobre todo, inestables e inseguros.
No hay que olvidar que en esa guerra comercial de D. Trump hay que agregarle los llamados aranceles indirectos, aquellos aplicados a países que negocien con países sancionados, lo cual viene a ser un componente aún más conflictivo y problemático.
Los mercados ya están enviando mensajes de preocupación y desbarajuste ante las diferentes acciones que enrarecen la geopolítica petrolera y las relaciones económicas globales.


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