Robótica, robots y humanos: el flujo incesante de la tecnología

Por: Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón

El desarrollo tecnológico más aventajado de nuestros días tomó el liderazgo de la economía globalizada, y le ha impuesto una dinámica intensa, significativa e irrefrenable. La tecnología es el factor que define la fuerza y el dominio de las naciones, su categoría y posicionamiento.

Y quién más robots tiene, más competitivos es.

En ese accionar es que se definen los tiempos modernos.

Atrás quedaron los robots de ciencia ficción, las leyes de Issac Asimov para controlar las máquinas inteligentes, o los aparatos torpes moviéndose de un lado a otro sin una adecuada coordinación.

Ahora son los drones, robots inteligentes para los hogares, vehículos autónomos, los dispositivos empleados en la industria automotriz o la electrónica, quienes imponen su huella en los mercados, las instituciones y en la vida misma de los ciudadanos.

Para muestra un botón: en importantes ferias del mundo industrializado[1] ya ha sido exhibido “Cainiao G Plus”, de la poderosa empresa multinacional china Alibaba, que puede entregar pedidos a domicilio; o los robots conectados de mayor precisión y autonomía como “Spoon”, “Alice” o “Heasy” programados para ejecutar tareas más adaptadas  y similares al comportamiento humano; el artefacto (un brazo robotizado) para ensayar diferentes tipos de maquillaje de Doreal, o “Pazzi”, el robot autónomo de Ekim que prepara pizzas de buena calidad; para sólo mencionar algunas de las novedades tecnológicas más impactantes de la actualidad.

Ello sirve también para ilustrar el avance de la Robótica, entendida como el conjunto de tecnologías que permiten la automatización de determinadas tareas, y su rol en una amplia gama de sectores y actividades. 

Para la RAE, la robótica es “una técnica que aplica la informática al diseño y empleo de aparatos que, en sustitución de personas, realizan operaciones o trabajos, por lo general en instalaciones industriales”[2]. O en un sentido más científico, “es la rama de la Ingeniería mecatrónica, de la Ingeniería eléctrica, de la Ingeniería electrónica, de la Ingeniería mecánica, de la Ingeniería biomédica y de las ciencias de la computación que se ocupa del diseño, construcción, operación, disposición estructural, manufactura y aplicación de los robots[3].

Como parte de ese modo de accionar, los robots desempeñan un rol preponderante y peculiar. Basta con hacerse una pregunta sencilla y demostrativa: ¿cuantos robots hay hoy en día en el mundo entero?
Los datos van y vienen.

En un artículo de la BBC de marzo 2017, según informaciones suministradas a ese diario por la Federación Internacional de Robótica (IFR en inglés), “se registraron 1,63 millones de robots funcionando por todo el mundo”[4].

World Economic Forum estima que en el 2018  se incorporarán  1.8 millones de robots en la industria automotriz mundial [5].

La densidad de la población robótica, según la IFR es como sigue [6]:
  1. Corea del Sur. 531 robots por cada 10.000 empleados
  2. Singapur. 398 robots por cada 10.000 empleados
  3. Japón. 305 robots por cada 10.000 empleados
  4. Alemania. 301 robots por cada 10.000 empleados
  5. Suecia. 212 robots por cada 10.000 empleados
  6. Taiwán. 190 robots por cada 10.000 empleados
  7. Dinamarca. 188 robots por cada 10.000 empleados
  8. EEUU. 176 robots por cada 10.000 empleados
  9. Bélgica. 169 robots por cada 10.000 empleados
  10. Italia. 106 robots por cada 10.000 empleados

En estudios pormenorizados que ha elaborado la International Federation  Robotic (IFR) en años reciente, se precisa[7] que los sectores que más atrajeron robots fueron la industria automotriz (35%) y el  sector eléctrico/electrónico (31% del total ) en 2016.

En el ranking de los mercados de mayor crecimiento despunta la región asiática, le siguen Europa con un crecimiento de alrededor del  12% y América en tercer lugar con un aumento estimado en el 8%.

Clasificadas por países, un 74% de las ventas de robots se concentró en China, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y Alemania. 

El liderazgo chino resulta notable con una participación de 30% en el suministro total en 2016, Corea del Sur tuvo un mayor desarrollo en el sector eléctrico/electrónico y consolidó su posición secundaria, y Japón se afianzó en el tercer lugar con un 10% de crecimiento en 2016. Detrás siguen Estados Unidos y Alemania.

Este panorama, muy somero por cierto, deja pendientes los asuntos relativos al impacto que ocasiona esta población de robots, nueva y creciente, en el mundo global. 

Empleo, Productividad, Plataformas Tecnológicas e Inteligencia Artificial (Machine Learning) representan lo más adelantado del desarrollo tecnológico actual en la economía productiva internacional. 

Ciertamente, la automatización de los procesos empresariales resulta cada vez más generalizada e indetenible, tal como ha sido resaltado en el Informe Deloitte 2017[8], así como en otras investigaciones sobre la materia.

Son procesos liderados por las organizaciones transnacionales y los gobiernos de mayor visión estratégica, en los que se constata directamente el comportamiento del factor trabajo, y el de otras variables productivas; suscitando cada vez mayores interrogantes e inquietudes sobre un tema de tanta repercusión en el futuro de los pueblos.

No hacen falta muchos ejemplos. Los despidos de trabajadores para ser reemplazados por robots y demás tecnologías aumentan cada vez más, así como la incorporación de cierta categoría de empleados en funciones de apoyo a las máquinas adquiridas para ser acopladas a los procesos productivos. 

También es verdad lo contrario, es decir, las dificultades que enfrentan las máquinas inteligentes en adaptarse a los cambios necesarios para operar en ambientes laborales exigentes.

En el muy reconocido análisis “THE FUTURE OF EMPLOYMENT: HOW SUSCEPTIBLE ARE JOBS TO COMPUTERISATION? de Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, publicado en septiembre de 2013, se afirma  que el 47% de los trabajos pueden ser automatizados, siendo los más  vulnerables: Ventas y afines, Trabajo de oficina y apoyo administrativo, Servicios y Producción. Y los menos vulnerables : Educación, Legal, Servicio Comunitario, Artes y Medios, Cuidado de la Salud y Medicina, Computación, Ciencias e Ingenierías, Gestión, Negocios y Finanzas [9]

En esa clasificación se asientan como muy difícil de sustituir: Terapeutas Recreativos, Supervisores de mecánicos, instaladores y reparadores, Directores de Administración de Emergencias, Trabajadores Sociales de Salud Mental y abuso de sustancias, Terapeutas Ocupacionales, Ortopedistas y Protésicos, Asistentes Sociales de la Salud, Cirujanos Orales y Maxilofaciales, Supervisores de Bomberos, Dietistas y Nutricionistas, Gerentes de Hospedaje, Coreógrafos, Ingenieros de Ventas, Médicos y Cirujanos. Y los muy fáciles de sustituir son: Auxiliar de Oficina, Agente de Bolsa / Corretaje, Agente de Reclamo y Procesamiento de Seguros, Ensambladores y ajustadores de dispositivos de tiempo, Capturista de Datos, Técnico de Biblioteca, Auxiliar de apertura de cuentas, Empleado de procesos fotográficos y operador de máquinas de procesamiento, Auxiliar de impuestos, Agente de Carga y Envíos, Reparadores de Relojes, Suscriptores de Seguros, Técnicos Matemáticos y Costureras.

Desde entonces las cosas han seguido su ritmo intenso y desenfrenado.

Y entre los muy fáciles de sustituir, según esa nomenclatura,  podemos resaltar las actividades vinculadas a las finanzas, inmersas en lo que puede calificarse como una verdadera transición virtual: la banca de las emociones, la Big Data y la Inteligencia Artificial marcan la pauta en los avances tecnológicos bancarios de los últimos años.

Los comportamientos y las motivaciones de los clientes son el eje alrededor del cual se determinan las tecnologías bancarias inmediatas y futuras. 

En ello los robots juegan un papel decisivo. Almacenar, manejar y direccionar el volumen inmenso de informaciones para detectar las preferencias de los consumidores es una tarea decisiva para los intereses y la competitividad en el sector bancario. 

Se trata, en fin de cuentas, de prestar asistencia integral e individualizada que permita definir acciones financieras efectivas y, en esa misma dirección, interpretar el conjunto de datos que den respuesta a las  exigencias y expectativas de los clientes en el marco de mercados cada vez más complejos y concurridos.

Ello se verifica en que, de manera creciente, los servicios digitales avanzan y se asocian con la Fintech para fortalecer y ampliar los Robo-Advisors, los gestores automatizados y otras tecnologías en curso[10].

Sin duda que habrá una sustitución creciente de trabajadores en esta contextualidad, aunque resulta harto difícil cuantificarlo. Desde el punto de vista cualitativo las relaciones personales parecieran ser insustituibles, pero la precisión y la capacidad en el tratamiento de la información por parte de los robots en las finanzas será cada vez más efectiva y competente.

Siguiendo ese criterio calificativo, vale la pena invocar el Test de Turing  o la prueba del “computing machinery and intelligence”, quién propuso desde inicios de la década de los cincuenta, una interrogante que sigue teniendo todavía primera importancia: ¿pueden pensar las máquinas?, o como se formuló posteriormente: ¿Existirán computadoras digitales imaginables que tengan un buen desempeño en el juego de imitación?, junto a otras variantes que de allí han surgido, y revelan la importancia que tiene contrastar las capacidades cognitivas de los humanos con las máquinas.

Retomando el punto del impacto de las nuevas tecnologías en la productividad humana y sobre la inteligencia artificial, consideramos necesario intentar precisar la relación trabajo/tecnología/capital.

La International Federation  Robotic (IFR), varias veces referida en párrafos anteriores, afirma que el “aumento de una unidad en la densidad robótica (número de robots por millón de horas trabajadas) se asocia con un 0,04% en la productividad laboral ” [11].

El Instituto Mundial McKinsey prevé por su parte que “hasta la mitad del crecimiento total de la productividad necesario para asegurar un crecimiento del PIB del 2,8% durante los próximos 50 años será impulsado por la automatización”[12].

Ello nos remite a una controvertida discusión entre los defensores de los avances tecnológicos y aquellos que cuestionan su desarrollo.
Los que apoyan los adelantos tecnológicos consideran que sirven sobre todo para aumentar la productividad, y, consecuentemente, el producto que puede alcanzarse por cada trabajador. 

Más allá de los llamados costos transicionales – empleos que se vuelven obsoletos- el resultado se traduce a la larga en una elevación del nivel de vida. 

Todo esto, en fin de cuentas conduce a considerar como positivo el impacto de la tecnología en el rendimiento de los trabajadores, su capacidad de consumo y, por esa vía, el aumento de cierto tipo de oferta laboral. 

En la acera opuesta, Freeman Richard entre otros[13], resalta el aumento de la desigualdad como consecuencia de la evolución tecnológica, la disminución de puestos de trabajo en el desempeño de tareas rutinarias o la reducción de los sueldos relativos de los trabajadores menos calificados.

En vista de ello, bien vale la pena preguntarse si nos estamos aproximando a un sistema económico dónde el capital físico representado por los robots es un nuevo tipo de capital que sirve de apoyo y sustento al esfuerzo productivo de los trabajadores. 

Si los trabajadores pueden ser perfectamente sustituidos por los robots tendríamos un resultado en dos direcciones distintas. 

El primero sería que con una mayor cantidad de robots como la que hemos planteado en párrafos anteriores, tendríamos un producto por persona más cuantioso pero, simultáneamente, una mayor desigualdad, pues ante una mayor oferta efectiva de trabajadores porque hay más robots para trabajar, la rebaja de sueldos y salarios sería el impacto más previsible. 

Asimismo, al ampliarse las posibilidades de que se incremente la inversión en robots, ello conllevaría a un desplazamiento de inversionistas hacia ese sector y la disminución de lo que podría llamarse el capital tradicional en equipos y maquinarias.

Para mencionar una investigación suficientemente acreditada, en el estudio “Evolución del tejido español de 2006 a 2014”, la productividad media por empleado en España aumentó un 14% de 2006 a 2014, debido más que todo a una mayor disminución de los puestos de trabajo antes que a la facturación de las empresas. 

Aunque esa variación fue diferente según los sectores económicos analizados, vale resaltar que, simultáneamente, ”el empleo cayó en un 21% en este tiempo, con una pérdida neta de casi 1.900.000 empleos”[14].

Esa y otras referencias dejan muy claro que productividad, resultados empresariales y avances tecnológicos están todavía en una etapa de transición y  de desenlaces impredecibles.

A este respecto nos parece oportuno recordar las valoraciones de diciembre de 2012 del New York Times, en un lúcido artículo con la firma de Primero, las computadoras se volverán más baratas con el tiempo. 

El trabajo digital será más barato que el trabajo humano no solo en los Estados Unidos y otros países ricos, sino también en lugares como China y la India. La deslocalización es solo una estación de camino en el camino hacia la automatización. 

En segundo lugar, las tecnologías seguirán siendo más potentes y adquirirán habilidades y capacidades más avanzadas. Ya pueden conducir automóviles, comprender y producir un discurso humano natural, escribir prosa limpia y vencer al mejor Jeopardy humano. 

El progreso digital ha sorprendido a mucha gente, y todavía no hemos visto nada. Las computadoras robustas, los programadores inteligentes y los macrodatos son una combinación potente, y no están ni cerca de terminarse[15].

Y ya andamos bastante más allá.

Bill Gates (fundador de Microsoft) propuso meses atrás que los robots paguen impuestos, y que esos impuestos se apliquen a mejorar a los más desfavorecidos de la sociedad[16]

El Parlamento europeo también se ocupa de ello y ha solicitado a la Comisión Europea los lineamientos necesarios a este respecto. También se plantea, por esos lados, el diseño de una personalidad jurídica para los robots, e incluso se perfila cuál debe ser la ética en el reino de la inteligencia artificial.

Y vienen tiempos de mayor automatización de sistemas y de procesos.

En el proverbial estilo del doctor Hiroshi Ishiguro, Director del Laboratorio de Robótica Inteligente de Japón, ello quiere decir que: (los robots) "podrán aprender cualquier cosa porque son ordenadores, podrán acceder a su propia intranet y tendrán una memoria inigualable. Serán además, personalizables, todo dependerá de la programación que su propietario quiera darle”. Y concluye H. Ishiguro con esta frase concisa y premonitoria: (ya se dispone de la) la tecnología necesaria para alcanzar una sociedad de robots”[17].



[1] La muy reciente –mayo de 2018- Viva Tech (Paris), es una clara  evidencia  de los avances en esta materia. https://www.usine-digitale.fr/article/spoon-alice-heasy-3-robots-interactifs-reperes-a-viva-tech.N699109 Consultada el 05/06/2018.
[2] http://dle.rae.es/?id=WYTm4uf  Consultado el 10/05/2018.
[3] Veáse https://es.wikipedia.org/wiki/Robótica  Consultada el 10/05/2018.
[4] Seitz, Max. “Qué países tienen más robots en sus fábricas y cuán cierto es que nos están robando los puestos de trabajo”. http://www.bbc.com/mundo/noticias-39267567 Consultado el 16/05/2018.
[5] Arreola-Rosales, J. (Executive, Investment Banking, GF Inburs), 24 mar 2017. “¿Los robots ocuparán mi empleo? En https://www.weforum.org  Consultado el 08/06/2018.
[6] Datos del 27/01/2018,  tomados del artículo “Población robótica: la clave para la automatización de la industria”, publicado en https://oasys-sw.com/poblacion-robotica-clave-automatizacion-industr  consultada el 03/06/2018.
[7] Informaciones  tomadas del  “Executivy  Summary World Robotics 2017 Industrial Robots” de la International Federation of Robotics (IFR). Veáse:  https://ifr.org/. Consultado el 05/06/2018.
[8]The robots are ready. Are you? Untapped advantage in your digital workforce” https://www2.deloitte.com/uk/.../the-robots-are-ready-are-you.ht. Consultado el 05/06/2018.
[9] En el siguiente link se puede encontrar el archivo en pdf. https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/.../The_Future_of_Employme.. Consultado el 09/06/2018.
[10]  “Fintech es un término compuesto que viene del inglés y que sale de unir la primera sílaba de las palabras Finance y Technology, es decir, es una palabra que surge de la unión de dos y que aglutina a todas aquellas empresas de servicios financieros que utilizan la última tecnología existente para poder ofrecer productos y servicios financieros innovadores”. Veáse: https://www.crowdlending.es/blog/que-es-fintech Consultada el 13/06/2018.
[11] Veáse:  https://ifr.org/ Consultada el 14/06/2018.
[12] https://www.mckinsey.com/mgi/overview  Consultada el 17/06/2018.
[13] Freeman, Richard. “Who Owns the Robots Rules the World”. En: https://scholar.harvard.edu/freeman/publications/who-owns-robots-rules-world  Consultada el 18/06/2018.
[14] Ariño, Miguel Angel. “Evolución del tejido empresarial español de 2006 a 2014”.2017. Puede bajarse en archivo pdf en  http://www.ieseinsight.com/doc.aspx?id=2011&ar=6&idioma=1&_ga=2.18258   consultado el 18/06/2018.  
[15]   “Jobs, Productivity and the Great Decoupling”. https://www.nytimes.com/2012/12/12/opinion/global/jobs-prod Consultada el 15/06/2018.
[16] Por qué Bill Gates quiere que los robots paguen impuestos”. Veáse: http://www.bbc.com/mundo/noticias-39032015 Consultada el 02/06/2018.
[17]  Guillén, Beatriz.” En poco  años no podremos distinguir entre robots y humanos”. En: https://elpais.com
(27 sept. 2016). Consultada el 06/06/2018.

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