China contra el Bitcoin:el calvario de los mineros.
Prof. Dr. Carlos Eduardo Daly Gimón
Minar criptomonedas tiene su ciencia, y también sus razones.
Pero no cualquier agente económico o social puede convertirse en minero de Bitcoin, o de las criptomonedas en general.
Para minar hay que tener equipos de computación conectados a una red, también la calificación necesaria para efectuar cálculos matemáticos para procesar esas transacciones, vigilar los nodos, trabajar intensamente en jornadas de trabajo exigentes y disciplinadas, para alcanzar finalmente lo que todo minero aspira en cualquier lugar del mundo: obtener la remuneración a la tarea ejecutada que es el pago en bitcoins o si se prefiere, en criptomonedas.
También, como es de suponer, se requieren importantes inversiones para la conformación de las granjas de minado.
Y el resultado será, si se mide en un día entero de trabajo de 24 horas con el equipo funcionando a plena capacidad, unos 12.5 bitcoins en el monedero virtual.
Pero eso no es todo.
Para que el proceso de minar pueda completarse debidamente, hacen falta ciertas infraestructuras públicas que se resumen en la suficiente disponibilidad de energía para tales fines.
Para China, país en vía de desarrollo y potencia mundial, las fuentes de energía representan un asunto de primera importancia para el crecimiento económico y el bienestar. Sobre todo para un país que tiene déficit energético e importa volúmenes importantes de petróleo para satisfacer su demanda interna.
Minar exige por tanto, un mayor gasto y una mayor eficiencia energética a la que China no está dispuesta a ceder de manera espontánea y desinteresada.
Sobre este punto es que se ha generado un singular conflicto entre el Estado Chino y los mineros de criptomonedas.
Para tener una idea más precisa, se calcula que cada transacción con bitcoin se consume alrededor de 26 kilovatios horas en minería, lo cual es equivalente al 89% de lo que consume una familia clase media norteamericana cada día.
Como se ve, se trata de un gasto energético considerable.
En junio de este año, ese conflicto ya latente desde hacía cierto tiempo, hizo aguas en varias provincias chinas y ocurrió que el Estado chino procedió a suspender las operaciones de minería en criptomonedas.
Así, la provincia central de Sichuam fue la última en detener ese tipo de operaciones, pues ya Qinghai (centro-oeste), Mongolia Interior (norte), Yunnan (sur) o Xinjiang (noroeste), habían tomado idénticas medidas en razón de que en esas regiones los costes de electricidad se les consideraba muy baratas con respecto al resto del país.
Esto no sólo afecto a las cotizaciones del Bitcoin en los mercados, sino que hizo que las numerosas granjas de minado se replantearan la viabilidad de su negocio en China y buscaran alternativas para reubicarse en otros países desde dónde desempeñar sus labores de minería.
Aparte del tema energético, hay otras variables presentes en esta decisión de las autoridades chinas.
Una es de orden financiero y que se evidencia en las limitaciones que tiene la autoridad monetaria para seguirle el paso a todo el dinero que pasa por esos activos.
Está claro que el mercado de capitales chino está sujeto a una serie de restricciones que incitan a utilizar las criptomonedas como alternativa a las limitaciones existentes.
También se debe mencionar el hecho de que el Banco Popular de China que es lo equivalente al Banco Central, tiene desde 2014 un proyecto de introducir su propia moneda digital y permitir disponer de un manejo más adecuado a los intereses gubernamentales, y por tanto un mejor control de los intercambios en el mercado interno.
Otro elemento relevante es el lanzamiento del yuan digital en 2021, que permitiría al gigante asiático realizar transacciones internacionales en su propia moneda, y así zafarse de la situación actual en la que el comercio internacional se realiza mayoritariamente en dólares americanos.
La lucha de las potencias mundiales se expresa en la actualidad, en la necesidad de tener el control en las divisas mediante las que se intercambian bienes y servicios en operaciones de enormes dimensiones monetarias y financieras.
La decisión del Estado chino sobre la minería ha traído una serie de consecuencias que apenas comienzan a verse reflejadas en el mundo altamente competitivo de las criptomonedas.
Informaciones recientes revelan que importantes grupos mineros a escala internacional como HashCow o BTC.TOP, han decidido suspender sus actividades en el país asiático, a lo cual tiene que sumársele la decisión de Huobi en mayo pasado.
Esto crea una situación novedosa en el mercado de las criptomonedas, pues bien vale hacerse la pregunta:¿Hacia dónde se dirigirán las granjas de minado que operan en China?
Una opción que ha sido mencionada en círculos de expertos es Kazajistán, un país ubicado en Asia Central que se independizó de la Unión Soviética en 1991, y que tiene la particularidad de que dispone de importantes minas de carbón, lo cual le permite de disponer de un suministro de energía abundante y barata.
Otra opción es los Estados Unidos.
Uno de los Estados más atractivos para este tipo de actividad es Texas, pues no solamente dispone de precios de energía muy bajos sino que su desarrollo de energías renovables tiene un fuerte crecimiento y en estos momentos cerca del 20% de su energía tiene origen eólico.
El Estado de Wyoming es otra región muy atractiva para los mineros de criptomonedas porque las prácticas de rebajar las regulaciones a estas actividades lo califican del “Salvaje Oeste” de las criptomonedas.
En este proceso de transición hay factores en favor y en contra,
En Texas y en otros estados de los Estados Unidos se está construyendo el nuevo mundo de las tecnologías de las criptomonedas, pero eso requerirá inversiones, cambios en la gestión y apoyo público, pues aun cuando los mineros de bitcoins se abren a las nuevas perspectivas no por eso hay que perder de vista que al salir de China están dejando una capacidad y eficiencia en la rapidez con la que se podía construir una granja de bitcoins, y, factor importante, mano de obra barata para ese tipo de actividad.
Vienen nuevos tiempos para las monedas virtuales.
Falta ver si el mundo monetario y financiero le abrirá las puertas para su definitiva inserción en la economía global.
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